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Los Bancos Centrales de Chile y Brasil salen a la defensa de sus divisas

Todos contra el dólar

Los Bancos Centrales de Chile y de Brasil han decidido tomar un papel activo en la defensa del peso y el real e intervenir en el mercado cambiario. El bajo precio que adquiere el dólar en el mercado internacional ha obligado a los institutos supervisores de algunos países latinoamericanos a tomar medidas para frenar la escalada de sus divisas. Si bien sus métodos han sido distintos, la finalidad es la misma: proteger al sector exportador y a la liquidez de sus economías. Los Bancos Centrales de Chile y de Brasil han decidido tomar un papel activo en la defensa del peso y el real e intervenir en el mercado cambiario. El bajo precio que adquiere el dólar en el mercado internacional ha obligado a los institutos supervisores de algunos países latinoamericanos a tomar medidas para frenar la escalada de sus divisas. Si bien sus métodos han sido distintos, la finalidad es la misma: proteger al sector exportador y a la liquidez de sus economías.

A la depreciación del dólar se suman otros dos factores. Son la buena recuperación económica de los países emergentes y la debilidad financiera de EEUU y de la Unión Europea. Estos factores han sido la causa de que entre una gran cantidad de capital internacional en sus economías, proveniente de inversores que buscan salir de la escasa rentabilidad de los mercados desarrollados.

El sector exportador es el que más perjudicado resulta por esta situación, ya que observa una merma en su competitividad internacional. Con la divisa local de estos países más fuertes y el dólar más barato, los exportadores ven perjudicada sus ventas al exterior.

Es precisamente este sector el que ha ejercido una gran presión en Chile para que el Banco Central del país interviniera en el mercado cambiario, algo a lo que el instituto emisor es tradicionalmente reacio. El gremio de los exportadores es responsable de cerca del 65% del Producto Interior Bruto (PIB) chileno.

Sin embargo, ahora han tenido que ceder a las presiones. La debilidad del billete verde, sumada al alza del precio del cobre, ha impulsado sobremanera el peso chileno, que llegaba a una cotización récord de 31 meses. El cobre es el principal producto de exportación y generador de divisas de Chile, y su valor se encuentra en el más alto de la historia. El metal se intercambia a cerca de 4,41 dólares por cada libra (algo más de 453 gramos) en la Bolsa de Metales de Londres.

El peso chileno es una de las monedas más apreciadas de la región latinoamericana. En 2010, la divisa ha acumulado un avance del 8,4% frente al dólar. Sin embargo, desde que el presidente del Banco Central de Chile, José de Gregorio, realizase su anuncio de intervención, el peso ha acumulado cuatro alzas consecutivas, y ha vuelto a situarse cerca de los 500 pesos por unidad. El día anterior al comunicado, se daban 466 pesos por cada dólar.

La iniciativa del Banco Central de Chile consiste en la compra de un total de 12.000 millones de dólares (9.155 millones de euros) durante todo el 2011. En una primeta etapa del programa, vigente desde el pasado 5 de enero y hasta el 9 de febrero, la autoridad monetaria adquirirá diariamente 50 millones de dólares (algo más de 38 millones de euros).

Esta compra periódica de divisas situará la posición de liquidez internacional del organismo emisor en el equivalente a un 17% del PIB del país. El objetivo de la iniciativa es llevar las reservas internacionales, que sumaban 27.404 millones de dólares (20.522 millones de euros) a mediados del pasado mes de diciembre, a un rango compatible con los valores observados en economías similares a las chilenas. De esta forma, se intentan suavizar los efectos del ajuste cambiario al que ha estado sometida la economía de Chile. Al menos, esto es lo que se puede leer en el comunicado que ha emitido el instituto.

Se trata de la primera intervención del Banco Central chileno en el mercado cambiario desde el año 2008. En esa ocasión llevó a cabo una compra de divisas destinada a aumentar sus reservas en unos momentos en los que la moneda chilena se ubicaba cerca de las 430 unidades por cada billete verde. El programa incluía la compra de 8.000 millones de dólares (5.991 millones de euros) bajo un mecanismo parecido al adoptado ahora.

En el caso de Brasil, no se trata de la primera intervención cambiaria que realiza en los últimos meses. Ya en 2010, el ministro de Economía, Guido Mantega, fue el primero en el mundo que anticipó el problema de la depreciación del dólar. Ante la abundancia de capital especulativo en la que es una de las economías con más crecimiento del planeta, Mantega implantó más controles a la entrada de capital con la compra de 41.400 millones de dólares (31.586 millones de euros) en el mercado internacional. Poco después de esta compra, el Ejecutivo elevó al 6% las tasas que cobra a los extranjeros por la compra de deuda pública del país.

Sin embargo, estas iniciativas no fueron suficientes y su impacto en el mercado fue mínimo. Brasil ha cerrado 2010 con un alza promedio en los precios del 5,9%, la más alta de los últimos seis años y por encima del 4,5% inicialmente pronosticado. Además, el pasado lunes 3 de enero el real alcanzó su mayor precio desde septiembre de 2008. La cotización fue de 1,65 reales por cada dólar. Los analistas apuestan porque el precio justo del real es de 1,75 unidades por cada billete verde, lo que optimizaría el ingreso de los exportadores.

Además, el real brasileño se ha apreciado cerca de un 13% desde mayo, lo que ha llevado a Goldman Sachs a calificarla como la divisa más sobrevalorada del mundo. Y en los últimos ocho años, el real ha ganado un 108% de su valor frente al dólar, lo que comienza a tener un impacto negativo en el comercio exterior y en la competitividad de la industria brasileña.

El gobierno de Dilma Rousseff considera que la caída del 20% registrada en el superávit de su balanza comercial durante 2010, que sumó 20.278 millones de dólares (XXX) está directamente relacionada con la pérdida de competitividad del real brasileño frente al billete verde.

Ante esta situación, el presidente del Banco Central de Brasil, Alexandre Tombini, ha comunicado que el instituto supervisor tomará una nueva iniciativa. Esta medida consiste en que los bancos que hayan vendido más de 3.000 millones de dólares (2.288 millones de euros) tendrán que recomprar la divisa si no quieren que el 60% de sus depósitos queden en situación de indisponibilidad, ya que esos valores serían colocados en el Banco Central con una rentabilidad del 0%.

Dicho de otra forma, los bancos tendrán que realizar un depósito del 60% sobre las operaciones cambiarias que excedan los 3.000 millones de dólares o el patrimonio de referencia de la institución. El nuevo depósito obligatorio, que no pagará intereses, comenzará a ser aplicado dentro de noventa días, es decir, desde el próximo 4 de abril.

Tombini ha explicado que “con la medida, el Banco Central apunta a mejorar el funcionamiento del mercado de cambio a la vista y reducir las posiciones cambiarias vendidas al sistema”. La entidad busca así dificultar que los bancos metan dólares en Brasil y amplíen así la oferta de la divisa en el mercado local, una de las razones por las que se aprecia tanto el tipo de cambio.

La razón de tal entrada de dólares en el Brasil se fundamenta en la existencia de una burbuja especulativa, tal como han explicado los responsables económicos del país. Según esta burbuja, los grandes bancos brasileños y las filiales de entidades extranjeras meten dólares del exterior y los convierten en reales para colocarlos en el mercado brasileño con unas tasas de interés considerablemente elevadas, del 10,75% al año.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), que se ha opuesto durante muchos años a los controles de capital, ha apoyado la iniciativa del Banco Central. “Son medidas de prudencia a nivel macro destinadas a fortalecer el sistema bancario en Brasil frente a los masivos flujos de capitales y pueden ser una parte apropiada de las herramientas de que se dispone”, ha declarado Caroline Atkinson, portavoz del organismo.

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