Hasta las parejas mejor avenidas tienen discusiones de vez en cuando y más cuando lo que está en juego es el comercio de la sede del capitalismo por antonomasia, EEUU y el mercado con más desarrollo, Brasil. Lula y Obama han mantenido siempre una buena relación que ahora se puede ver afectada. El motivo: las sanciones sobre el país norteamericano que la Organización Mundial de Comercio ha autorizado a Brasil por el caso del algodón. Hasta las parejas mejor avenidas tienen discusiones de vez en cuando y más cuando lo que está en juego es el comercio de la sede del capitalismo por antonomasia, EEUU y el mercado con más desarrollo, Brasil. Lula y Obama han mantenido siempre una buena relación que ahora se puede ver afectada. El motivo: las sanciones sobre el país norteamericano que la Organización Mundial de Comercio ha autorizado a Brasil por el caso del algodón.

Ayer mismo, la OMC daba la respuesta a una longeva petición brasileña que se remontaba a septiembre de 2002. La queja se basaba en las pérdidas que ocasionan en el mercado local los subsidios al algodón que EEUU ofrece a sus productores y exportadores. Para Brasil, estos beneficios rompían las reglas del comercio internacional ya que fomentaban el exceso de producción, lo que hacía bajar los precios mundiales y perjudicaba los intereses de la economía brasileña, quinto productor mundial de esta materia prima.

Con esta resolución, la organización internacional admite como ilegales las ayudas que concede Washington. El valor de las represalias fijado es de un máximo de 147,3 millones de dólares (algo más de 98 millones de euros).

Esta cantidad no es estable, si no que, mientras las subvenciones sigan en funcionamiento, deberán calcularse cada año en función de las pérdidas que haya contabilizado Brasil. Desde aquí afirman que sólo en el periodo comprendido entre 1998 y 2008, perdieron 2.500 millones de dólares como consecuencia de las ayudas promovidas por el gobierno de George Bush.

Hace 7 años, cuando Brasil presentó sus quejas por primera vez, las subvenciones totales a los productores de algodón estadounidenses ascendían a 12.000 millones dólares entre 1999 y 2002. En comparación con el valor del algodón producido en ese período, cerca de 13.900 millones dólares, las subvenciones ascendieron al 89,5%.

A partir de ahora, gracias a la decisión de la Organización Mundial de Comercio, Brasil podrá reclamar una compensación económica al Gobierno de Obama. Sin embargo es difícil que esto se dé de forma inmediata ya que el Ejecutivo de Lula aún tiene que avaluar a qué productos quiere aplicar las sanciones.

La determinación final de la OMS permite también una represalia cruzada, un política para paliar el efecto de las ayudas relativa a productos distintos al algodón. Incluso pueden emplearse en servicios y propiedad intelectual, como patentes de medicamentos. Desde Brasil barajan una lista de 222 productos estadounidenses cuya producción podría haber roto las reglas del comercio internacional.

Fuentes de la delegación brasileña de la Organización Mundial de Comercio han afirmado que hasta final de este mes, no se hará efectiva ningún tipo de compensación.

Desde EEUU ven el problema a través de otro cristal y defienden que estas multas no serán necesarias; incluso afirman que afectarían a la economía de ambos países.

No es la primera vez que la OMC le da la razón al país presidido por Lula. El pasado agosto, la organización realizó un fallo que condenada los subsidios estadounidenses.

Toda esta polémica se enmarca dentro de la demanda de los países en desarrollo para que los países ricos reduzcan los subsidios a la producción de celulosa. Esta acción se considera la prueba fundamental para reforzar el sistema de comercio mundial con la Ronda de Doha de la OMC.

La Ronda de Doha es una gran negociación emprendida para liberalizar el comercio mundial. Su objetivo apunta a completar un tema que había quedado pendiente de un gran ciclo anterior (llamado Ronda de Uruguay): el comercio agrícola.

En esta etapa, los países en desarrollo tratan de obtener un acceso libre de obstáculos para sus producciones agrícolas en los mercados de los países centrales. Esto significa que las grandes potencias deberán eliminar o reducir, en forma significativa, la protección que dan a su agricultura por la vía de subsidios directos a los agricultores o de subsidios a las exportaciones.

El Grupo de los 20 (G20) nació en Cancún como una necesidad de los países agrícolas de lograr la libertad comercial de bienes alimentarios. En Doha se estableció un tiempo límite para eliminar totalmente los subsidios a las exportaciones agrarias: esa fecha es el 2013.

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Primera batalla

A. Herreruela

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