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Nuevo capítulo en la desintegración del entorno de colaboradores de Hugo Chávez

Otro bolibugués que vuela lejos…

Nuestro colaborador Juan Carlos Zapata nos entrega un nuevo capítulo de su serie sobre los ‘boliburgueses’ del chavismo. Mientras, continuan las dimisiones por motivos de ‘salud’ en el Gobierno de Hugo Chávez, las divisiones en las altas esferas del poder venezolano siguen en el fondo de la lenta fragmentación del grupo de colaboradores más cercano al mandatario. Nuestro colaborador Juan Carlos Zapata nos entrega un nuevo capítulo de su serie sobre los ‘boliburgueses’ del chavismo. Mientras, continuan las dimisiones por motivos de ‘salud’ en el Gobierno de Hugo Chávez, las divisiones en las altas esferas del poder venezolano siguen en el fondo de la lenta fragmentación del grupo de colaboradores más cercano al mandatario.

-‘Si a mi alguien me va a quitar lo mío, lo defiendo hasta con las armas’.

Esto juraba Rafael Sarría. Palabras más. Palabras menos. Y antes de que la CNV interviniera Global Corp, el hermano, el amigo, el entrañable aliado del superministro Diosdado Cabello, ya estaba fuera del país. Se instaló en los alrededores de Fort Lauderdale, Florida, Estados Unidos, y la mudanza es previa a los últimos acontecimientos.

-El ya se había montado en ese plan de vida.

Lo dice la fuente, diferenciando que ni remotamente no es un caso como el de empresarios y banqueros Eligio Cedeño, Carlos Kaufman, Pedro Torres Ciliberto, inclusive el editor Rafael Poleo y Antonini Wilson, el hombre del maletín. Aunque claro, la coincidencia es que todos aquellos que se han ido, huyendo del rigor persecutorio del gobierno de Chávez, escogen esa ruta. ¿Es el caso de Rafael Sarría?

Cambió de tripulación para su barco. ¡Ah Fort Lauderdale! La marina. Los aires. El mar azul. El aeropuerto donde ha aparcado el G-200 de 18 millones de dólares. ¿Diecioho millones de dólares? Qué fácil se dice. Y pensar que comenzando el gobierno de Chávez, la empresa de Sarría, entre legal e ilegal, hacía colocaciones y buscaba contratos de seguros entre sus amigos socialcristianos del gobierno de Caldera.

Con Chávez vino la expansión, y de oficinas alquiladas en el Eurobuilding, se pasó a edificio propio en las Mercedes, la cual, más que sede corporativa, un bunker de seguridad.

Apareció en público a raíz del acto de empresarios con Chávez celebrado en el Hotel Meliá Caracas para contrarrestar el llamado a paro de Fedecámaras y Pedro Carmona Estanga en diciembre de 2001. Desde entonces, la vida le cambiaría por completo, ubicándolo a la vista de amigos y adversarios.

Es el amigo de Diosdado. Es el socio de Diosdado. Es el testaferro de Diosdado. Por ahí iban los rumores, y ellos, atajando los comentarios, confirmando lo que hasta entonces era cierto: pura amistad. Y ambos, mutuamente, se decían hermanos, hermandad nacida desde los tiempos de la Academia –Sarría no terminó los estudios militares- en que su casa de Caracas era refugio para el cadete de El Furrial.

Después se le verá en el anillo de seguridad de Chávez en 1998. Después, 2003, convence a Diosdado y éste a Chávez de que intervenir Banesco es un error. Después no pierde el paso de Diosdado en la campaña para la gobernación de Miranda. Después es factor fundamental para que se apruebe en Conatel la compra de Digitel por parte de Oswaldo Cisneros.

Y después, 2008, derrotado el superministro, de nuevo aboga por Juan Carlos Escotet y Banesco, que sufre una corrida, dicen que orquestada desde el mismo gobierno. Ahí discuten. Ahí comienzan a marcar distancia. Y tal vez eso explique que ahora Diosdado no haya sido su protector, y que lo hayan tocado, le hayan dictado a la empresa medida administrativa de intervención, de la cual la gente de Global Corp aquí en Caracas, estima salir.

En el detalle, la decisión de la CNV invoca más aspectos administrativos y de procedimiento que de insolvencia. Por eso mismo, resulta más que sospechosa. ¿A propósito?

Le pasó a Ricardo Fernández con Adán. Le pasó Pedro Torres Ciliberto con José Vicente. Y hoy a Sarría. Estos síntomas son peligrosos entre los boliburgueses.

Desde noviembre de 2009, empresarios, operadores y testaferros, contratistas y banqueros, todos surgidos o consolidados a la sombra del gobierno de Chávez, no han podido dormir en paz, a menos que la cama esté en Nueva York, París, Washington, o Florida, y si acaso, ya que saben que tarde, temprano, quién sabe, mientras Chávez se sostenga en el poder, los días de ellos están contados. Y ya no es sólo Chávez, pues los demonios parecen desatados en un todos contra todos. No se guardan silencios ni lealtades.

Y la información fluye en medio de esta pesadilla, y esta incertidumbre que comienza a ser el chavismo. Por lo pronto, en Global Corp atajan la incógnita con esta frase:

-Queremos pasar lo más desapercibido posible.

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