La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha dado sus primeros pasos para reestructurar el Ministerio de Hacienda. Así, como todo apuntaba, ha colocado al economista Joaquim Levy a la cabeza de la cartera para sustituir a Guido Mantega. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha dado sus primeros pasos para reestructurar el Ministerio de Hacienda. Así, como todo apuntaba, ha colocado al economista Joaquim Levy a la cabeza de la cartera para sustituir a Guido Mantega.
Rousseff, que asumirá su segundo mandato a primeros del año que viene, también ha designado al nuevo ministro de Planificación, que será Nelson Barbosa. En cuanto al cargo de gobernador del Banco Central ha mantenido a Alexandre Tombini.
Así lo ha anunciado el ministro de Comunicación Social, Thomas Traumann, que ha señalado que los nuevos ministros asumirán sus cargos oficialmente el mes de enero, pero comenzarán a trabajar hoy mismo junto a sus antecesores. En el caso de Barbosa, en colaboración con Miriam Belchior.
De este modo lo señala la prensa latinoamericana, que hace una pequeña semblanza del que será el líder de uno de los Ministerios más importantes de Brasil. Levy, apodado el ‘Manostijeras’ por su apego a la austeridad es un economista de 53 con una larga carrera en organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Central Europeo.
A día de hoy, aun es director del brazo de gestión de fondos de inversión de Bradesco, el Bradesco Asset Management. Bradesco es el segundo mayor banco de Brasil y en él, Levy administras en torno a 120.000 millones de dólares de grandes empresas e inversores.
En esta ocasión, la mandataria ha apostado por un hombre de perfil técnico, no afiliado a ningún partido político y que ya ocupó cargos de responsabilidad en los ministerios de Hacienda y Planificación entre 2000 y 2002, cuando era el presidente Henrique Cardoso.
Además, también ha sido secretario del Tesoro Nacional entre 2003 y 2006, durante el primer mandato de Luiz Inácio Lula da Silva, cuando se encargó de reestructurar la deuda pública, aumentar las reservas internacionales y generar un clima de seguridad en los negocios que le valió a Brasil para preparar el terreno para obtener el grado de inversión por parte de las agencias de riesgo.
A pesar del afán ahorrador de Levy, América Economía apunta que tendrá un margen limitado para aplicar la tijera, puesto que no podrá tocar ni los costosos programas sociales ni el ambicioso programa de desarrollo de infraestructuras que vertebran el programa de gobierno de Rousseff.
