Los países emergentes han dicho basta. EEUU y Europa se han repartido, hasta ahora, la presidencia del Banco Mundial, siempre estadounidense, y el Fondo Monetario Internacional, siempre europeo. Sin embargo, la importancia de los aportes de fondos para ambas entidades que realizan Estados como China, Brasil, México o Japón, han hecho crecer paulatinamente el poder de decisión de estos. Ahora quieren asaltar el órgano de decisión del FMI. Pero ¿Quiénes son sus candidatos? Los países en vías de desarrollo han dicho basta. EEUU y Europa se han repartido, hasta ahora, la presidencia del Banco Mundial, siempre estadounidense, y el Fondo Monetario Internacional, siempre europeo. Sin embargo, la importancia de los aportes de fondos para ambas entidades que realizan Estados como China, Brasil, México o Japón, han hecho crecer paulatinamente el poder de decisión de estos. Ahora quieren asaltar el órgano de decisión del FMI. Pero ¿Quiénes son sus candidatos?
La agencia Associated Press (AP) informaba el pasado miércoles de que Zhu Min, asesor especial de Strauss-Kahn en el FMI, podría ser uno de los potenciales candidatos para sustituir al francés al frente de la institución. Zhu asumió su cargo en mayo de 2010, tras prestar servicios como vicegobernador del Banco Popular de China (BPCh), la entidad central del país, tras seis años en el Banco Mundial (BM). Cuenta con un doctorado y un máster en economía por la Universidad Johns Hopkins.
China era, sin duda, la apuesta de futuro para cualquier economista que pretendiese hacer un análisis de la economía mundial. Por el contrario, a fuerza de un crecimiento desmesurado de su PIB, cercano al 20% en los últimos años, la ha convertido en la segunda economía mundial, superando a Japón. Es esta nueva posición, en detrimento de los países europeo o de la propia UE en conjunto, la que le da potestad para exigir más protagonismo a la hora de tomar decisiones.
Pero China no es la única nación dispuesta a proponer sus candidatos. Brasil, la octava economía mundial y con un protagonismo creciente que no tiene visos de frenarse, ha postulado a su vez a Arminio Fraga, ex presidente del Banco Central de Brasil. Incluso se habría hablado de la posibilidad de que Guido Mantenga, ministro de Economía brasileño y una de las estrellas del milagro económico brasileño, fuese el candidato elegido para el cargo.
El propio Mantenga ha querido rebajar la tensión esta semana. El ministro ha asegurado que su país aceptará la elección de cualquier candidato, sea o no europeo, siempre y cuando continúe con las reformas del FMI que ha iniciado Strauss-Khan. De esta forma, lejos de pretender quitar legitimidad a los candidatos de países en desarrollo, Brasil parece querer buscar, de otra forma, un mayor protagonismo en el organismo.
También México ha postulado su candidato. El gobernador del Banco Central de México, Agustín Carstens, otra de las figuras reconocidas en el ámbito económico latinoamericano, podría constituirse en la jugada oculta de los estados emergentes. Su nombre ha salido a última hora y forma parte de la terna de candidatos más plausibles: Kemal Dervis, exministro de Finanzas turco; Tharman Shanmugaratnam, director de las finanzas de Singapur; el economista indio Montek Singh Ahluwalia; el exministro de finanzas de Sudáfrica, Trevor Manuel, otro de los candidatos preferidos.
A su vez, AP informaba de que hay cuatro europeos que podrían remplazar a Strauss-Kahn; el anterior director del Banco Central Alemán, Axel Weber; el director del fondo de rescate europeo, Klaus Regling, y Peer Steinbrük, exministro de Finanzas de Alemania. La cuarta sería la actual ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, que parece que, según las quinielas, será quien finalmente se haga con la presidencia.
La elección de la política gala ha levantado algunas sospechas en la Red de que el cambio de líder al frente del FMI podría beneficiar a la banca de inversión. Lagarde, que actualmente está siendo investigada por la Justicia de Francia debido a un supuesto abuso de autoridad para decantar un fallo judicial a favor de un empresario de dudosa reputación, Bernard Tapie, trabajó durante varios años para el bufete de abogados estadounidense Baker & Mckenzie.
Este despacho ofrece en su propia página web un servicio especializado para que los inversores institucionales y otra clase de fondos puedan operar en los mercados de Europa y EEUU sin toparse con las nuevas regulaciones que quieren impulsar tanto Washington como Bruselas.
Aunque a este despacho no se le ha atribuido hasta ahora una relación directa con las operaciones de bancos como Goldman Sachs, en el futuro las cosas podrían cambiar. Precisamente, esta entidad cuenta ya con poderosos aliados en los organismos económicos internacionales. Hace unos días se decidió en Bruselas que el próximo presidente del Banco Central Europeo (BCE) sea el actual gobernador del Banco de Italia Mario Draghi. Draghi trabajó como directivo para Goldman Sachs en Europa entre enero de 2002 y enero de 2006. También el secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner, colaboró con la entidad más rentable de Wall Street en el pasado. Todo está relacionado.
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