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Evo Morales nacionaliza una explotación canadiense para tranquilizar a los índigenas

La ruta de la plata

Las minas de plata son una de las principales riquezas naturales de Bolivia, aunque su explotación no sea del agrado de algunas de las múltiples comunidades andinas que viven en este territorio. Para tranqulizarlas Evo ha nacionalizado la explotación de una empresa canadiense que, quizá, no era demasiado respetuosa con el medio ambiente. Pero la batalla no ha hecho más que comenzar. Las minas de plata son una de las principales riquezas naturales de Bolivia, aunque su explotación no sea del agrado de algunas de las múltiples comunidades andinas que viven en este territorio. Para tranqulizarlas Evo ha nacionalizado la explotación de una empresa canadiense que, quizá, no era demasiado respetuosa con el medio ambiente. Pero la batalla no ha hecho más que comenzar.

Tras las declaraciones del presidente de South American Silver, Greg Johnson, en las que aseguraba que emprenderían acciones legales contra Bolivia por retirar las concesiones de explotación minera que la empresa tiene en el páis, el Gobierno latinoamericano contesta: “tenemos derecho de recuperar el control de sus recursos”.

El vicepresidente boliviano, Álvaro García Lidera ha asegurado además, que el Estado tiene “la fortaleza económica para financiar la exploración, la explotación y el procesamiento de los minerales de la zona”. Según él, el Ejecutivo boliviano está en su pleno derecho de recuperar la concesión minera que había otorgado a la empresa canadiense y ha añadido también que repondrá a la empresa canadiense los recursos que invirtieron en el yacimiento.

Para justificar la decisión del Ejecutivo, ha asegurado que “la propuesta de recuperar esta zona de exploración minera ya la propuso el Gobierno hace unos meses”. En cualquier caso, el presidente Evo Morales y los indígenas de la zona lograron el martes un acuerdo para anular la concesión minera otorgada a la empresa canadiense South American Silver.

El Gobierno de Bolivia está inmerso ya en la creación de una empresa estatal que se haga cargo de las actividades mineras en Mallku Khota, así lo recoge la prensa boliviana. Además, el ministro de Minería y Metalurgia, Mario Virreina, ha manifestado que el Ejecutivo trabaja en la elaboración del decreto supremo que se presentará la próxima semana para consolidar la reversión de la concesión.

Por su parte, la empresa canadiense ha asegurado que no “tienen ninguna notificación oficial”, de manera que se encuentran en un análisis de los caminos a seguir. En cualquier caso, aseguran que están “abiertos a tener conversaciones con el Gobierno”.

El tercer punto del conflicto con son los indígenas, que parecen ser los que más desapercibidos están pasando. Nunca desearon que se explotara la zona debido a la contaminación que esto podría acarrear, pero se han conformado con que las minas pasen a manos del Gobierno boliviano.

Aunque da la sensación que han pasado a un segundo plano en este conflicto, un experto en estos asuntos vuelve a sacarlos a la palestra porque, según él, se han pasado en sus atribuciones cuando han sometido a dos de los rehenes que tomaron cuando se desató el conflicto a su propia justicia.

La decisión del Gobierno responde a un acuerdo con las comunidades originarias que habitan los alrededores del cerro Mallku Khotade, donde se encuentran los yacimientos de plata, después de una semana de tensión en la que los nativos retuvieron durante varios días a dos ingenieros de la empresa minera canadiense y a un efectivo policial, con el fin de presionar al Gobierno de Evo Morales para que cesara la concesión de explotación a la compañía, a los que han accedido a liberar tras el acuerdo.

Pero el conflicto con la comunidad comenzó antes, el pasado mes de mayo, cuando los vecinos se manifestaron contra el inicio de las actividades de extracción de minerales a cielo abierto, puesto que consideraban que esto supondría la contaminación de las lagunas que proveen de agua a las comunidades que habitan en esta zona. Además, estas explotaciones podrían llevar a los habitantes de la zona a cambiar sus asentamientos de lugar.

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