La presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseff, mantendrá en su Gobierno al equipo económico de su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, según han explicado esta semana varios medios locales. La continuidad de Guido Mantega y Henrique Meirelles, ministro de Finanzas y presidente del Banco Central, respectivamente, es tambíén, según algunos observadores, un guiño a la comunidad financiera internacional que parece confíar en la capacidad de gestión de ambos. La presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseff, mantendrá en su Gobierno al mismo equipo económico que ha trabajado durante el mandato de su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, tal y como han señalado los medios locales. De esta manera, Guido Mantega y Henrique Meirelles, ministro de Finanzas y presidente del Banco Central, proseguirían en la próxima legislatura convirtiéndose en la garantía de continuidad económica de Brasil.
Desde que Rousseff se proclamara presidenta electa, la ex ministra no ha perdido ninguna oportunidad para tranquilizar a los mercados. Su último movimiento, muy esperado por los inversores, ha sido garantizar que el equipo de Gobierno en cuestiones económicas del presidente Lula proseguirá en su mandato, como ha apuntado la prensa local.
La continuidad de Guido Mantega parece estar ya asegurada. Esta misma semana el ministro ha sido invitado por la futura presidenta a la Granja del Torto, la residencia presidencial brasileña. Durante su estancia, Rousseff le habría pedido personalmente que permaneciera en el cargo, como señalan los medios cariocas.
Esta propuesta parece haber sido recomendada a la presidenta electa directamente por Lula. No sería el único consejo del ex mandatario, el cual también habría mencionado a Henrique Meirelles para que siguiera al frente del supervisor bancario brasileño. Aunque los rumores apuntan que su puesto sería ocupado a medio plazo con otro nombramiento.
Rousseff ha afirmado que busca que el Banco Central se alinee con las orientaciones del ministerio de Hacienda, ante lo cual Meirelles habría contestado que sólo acepta permanecer en el cargo si tiene absoluta autonomía. Parece que surgen ciertas discrepancias entre las futuras actuaciones de la política monetaria de Brasil.
Todas estas noticias podrían ser confirmadas la próxima semana con un anuncio público de las designaciones de su equipo económico. De no ser así, habría que esperar hasta el 15 de diciembre, fecha en la cual se revelará todo el gabinete al completo, según fuentes del Partido de los Trabajadores.
De igual forma, la persona en quien recaigan estas obligaciones tendrá que hacer frente al mayor problema que presenta Brasil, que no es otro que la alta inflación. Actualmente se sitúa en torno al 5,195% interanual, cuando la meta del Gobierno de Lula siempre ha sido situarse en el 4,5%.
Ese es el principal problema de Rousseff, la cual ha prometido hacer todo lo que este en su mano para que el Banco Central reduzca el tipo de interés del 6% actual al 2%. Para ello, tendrá que tener cuidado con los próximos estímulos económicos que pueda llevar a cabo la Reserva Federal (Fed). Y es la última actuación del Fed la que, según los analistas, ha provocado que la inflación en Brasil ascendiera.
No obstante, estas noticias han sido bien recibidas por los mercados, los cuales ven con buenos ojos que, ante una nueva legislatura, no se prevean cambios económicos en el horizonte.
Parece que Dilma Rousseff ha escuchado a todos aquellos expertos que se han pronunciado a favor de una continuidad en el modelo económico brasileño. El último en alistarse a esta larga lista ha sido Octavio Rodríguez de Barros, economista jefe de Bradesco, quien ha ‘recomendado’ a la futura presidenta que no “debe haber cambios relevantes, sino ser complementario al anterior gabinete, al igual que lo hizo Lula con (Fernando Henrique) Cardozo”.
No ha sido el único en pronunciarse a favor de Rousseff. Recientemente, dos de las agencias calificadoras más prestigiosas del mundo, como Standars & Poor’s y Fitch Ratings, han mostrado públicamente su apoyo a las medidas que la presidenta electa de Brasil ha anunciado desde que ganó las elecciones, como intentar que el Banco Central reduzca los tipos de interés.
Aunque las previsiones apuntan a que la futura presidenta actuará como si continuara Lula al timón del Gobierno, Rousseff ya ha comenzado a dar señales de su nueva política. La ex ministra planea recortar los impuestos los salarios e introducir otras medidas para mejorar la competitividad de la mayor economía de Latinoamérica, según la prensa local.
A esta propuesta, se añaden otras de carácter microeconómico, con vistas a mejorar la competitividad perdida por la ‘guerra de divisas’, como aumentar los préstamos hipotecarios y de largo plazo de los bancos privados y cambiar la normativa de la industria aseguradora, para elevar su uso entre familias de bajos ingresos.
La idea de Rousseff de continuar por la estela económica de Lula parece la mejor idea, tanto por despejar cualquier incertidumbre, como por continuar con una política que ha sido bien parada. De seguir sus pasos, quizá el próximo presidente/a anuncie en un futuro que va continuar la senda realizada por Dilma Rousseff.