En la séptima entrega de su informe sobre el fenómeno de las maras en Latinoamérica, nuestro colaborador Omar Arias Mele, aborda la emigración como una de las fórmulas más efectivas de trasmisión del fenómeno. En algunos países, el desembarco de viejos activistas violentos procedentes de Perú y de finiquitadas organizaciones guerrilleras como ‘Sendero Luminoso’ ha sido fundamental en el contagio. La extensión del fenómeno de las maras en Argentina tiene muchos elementos locales, pero no hay que olvidarse del producto de la inmigración proveniente de los países vecinos, que han producido verdaderos centros de poder como el que se desarrolla en la villa 1-11-14 del bajo Flores, donde se vive una constante lucha por el control del narcotráfico allí operado por bandas provenientes de Perú.
«Hay graves hechos criminales en los que se enfrentan diversas bandas por el dominio del territorio y que han desatado una violencia sin igual, ante la desidia, omisión y fracaso de la inteligencia y prevención que les corresponde a las autoridades respectivas, o tal vez su participación», señala una denuncia presentada por dos fiscales.
«Las fuerzas de seguridad han dejado el control de varios territorios en manos de estos grupos, que se manejan con total impunidad, como lo hace la mafia», agrega. «Los hechos se desarrollan en los barrios 1-11-14, Barrio Rivadavia I y II y ahora se han extendido a otras zonas, como Palermo, Once, Boedo y Almagro».
En 1997 llegaron tres peruanos provenientes de Lima a la villa 1-11-14, acompañados con sus familias Marco Antonio Estrada González («Marcos»), su amigo Alionzo Rutillo Ramos Mariños («Ruti») y el hermano de éste, Esidio Teobaldo Ramos Mariños («Meteoro»). Los tres habrían sido soldados de la organización guerrillera Sendero Luminoso, allá en Perú.
El 12/2/99 todo cambió en la 1-11-14 cuando Julio Chamorro Revollar (peruano) señalado como jefe narco de la villa en la causa 16.011/99 fue fusilado junto a sus dos compañeros por un grupo de sicarios sin decir palabra, en ese momento el poder cambio de manos.
A partir de ese momento Marcos, Ruti y Meteoro controlaban la villa y operaban el tráfico de drogas principalmente proveniente de Perú portado en mulas (personas que transportan drogas con cápsulas ingeridas).
En el 2001 los detuvieron condenados por “asociación ilícita”, ellos habían alegado ser humildes puesteros en La Salada, como en otra ocasión alegaron “Nana” y Segundo Rojas Palacios otros narcos relacionados a la causa.
Presos, todo continuó funcionando, Silvana mujer de Marcos quedó al frente del negocio junto a su suegra, el hermano de Marcos y un sobrino comenzaron a manejar la seguridad, con un grupo de “perros”, soldados a cargo.
El sistema cada vez se fue haciendo más sofisticado armaron dos agencias de remises para trasladar clientes y droga, los soldados montan guardias en distintos lugares de la villa, sistemas de timbres operan con alertas.
Aquellos que no se querían adherir al sistema sufrían represalias como fue el caso de Liliana Asencio Pérez que le realizaron 17 dispararon de bala a su local de remises por no adherirse al sistema.
En el 2004 “Marcos” y “Meteoro” salieren en libertad, “a “Ruti” se le complicó por utilizar un documento falso. “Marcos” se quedó con todo el negocio, haciendo que “Meteoro” se traslade a la villa 31 bis en Retiro esperando que “Ruti” quede en libertad.
Así empezaron las guerras por el control del narcotráfico ya no eran más socios, varios enfrentamientos se presentaron en uno y otro espacio por el control. Así fue como el 29 de Octubre del 2005 un equipo de “perros” llegó a la 1-11-14 desde la villa 31 Bis, esperaron la procesión del “Señor de los Milagros” (tradición peruana) abriendo fuego mataron a cinco personas, incluido un bebé de siete meses.
“Marcos” no se quedó quieto y el 9 de Diciembre apareció estrangulado Alex Rodríguez Meléndez un remisero de “Ruti” quien en poco tiempo sufrió un atentado. El 2 de Marzo del 2006 se entregó para ser juzgado por la masacre de la procesión. “Meteoro” fue asesinado el 6 de Abril en la 31 Bis.
“Marcos” quedó al frente, pero nada es para siempre, “Peluchín” aliado con dos grupos vecinos del barrio Rivadavia, “Los Pibes Chorros” y “Los Quebrados”, comenzó a operar. A otra banda, organizada por una familia paraguaya conocida como “Los Soliz”, se les ocurrió lo mismo.
Ahí comenzó una verdadera guerra de pandillas, a principios de Octubre del 2006 alguien asaltó a una chica de Soliz, sus hermanos culparon a un joven apodado “Mukenio”, el 16 de Octubre lo buscaron y le dispararon. Equivocados, mataron a otra persona, Brian Viggiano e hirieron a su amigo Jonathan Díaz.
La banda de “Brian” aliados con “Peluchin” se tiroteó contra la de “Los Soliz”, enterados del error “Los Soliz” ubicaron la casa de “Mukenio” en el barrio Rivadavia II la coparon y amenazaron a su mujer y su hijo de dos años. En el mientras tanto “Mukenio” era buscado, en Boedo asesinaban a los Rojas Palacios. En Once a Wilde Micha Bazán lo asesinaron en un restaurante peruano; “Peluchin” era detenido en la Boca por tenencia de armas y en su casa hallaron 300 cápsulas de cocaína, deteniendo a dos hombres con tatuajes de Sendero Luminoso.
Este resumen histórico nos hace concluir que aún continúa como moneda corriente en nuestro modelo villero societario, la convivencia de personas marginadas por el deterioro económico con aquellos que manejan sumas importantes de dinero y poder asociado al narcotráfico, robos, secuestros, y todo tipo de delito que movilice importantes sumas de dinero.
Situación que seduce a la descendencia de los “humildes honestos” ya que les ofrece un modelo de acceso rápido a la fama y el dinero.