El descalabro que ha sufrido el peso argentino ha tenido un ‘efecto dominó’ en las Bolsas Europeas, sobre todo la española, en los mercados de Wall Street y en los de su región, los latinoamericanos, al llevarse todos los avances por delante. El descalabro que ha sufrido el peso argentino ha tenido un ‘efecto dominó’ en las Bolsas Europeas, sobre todo la española, en los mercados de Wall Street y en los de su región, los latinoamericanos, al llevarse todos los avances por delante.
Así, la más perjudicada es la Bolsa española, el Ibex 35, que, a cierre de sesión en Madrid, cae un 3,64% y cotiza ya en los 9.868,9 puntos, perdiendo casi todo el terreno recuperado en esta recta inicial del año. Esto es debido a los estrechos lazos comerciales que unen a ambos países.
Por el mercado secundario de deuda, la presión sobre los emergentes se trasladaba también a los llamados periféricos de la Eurozona. Los bonos españoles a diez años alcanzaban tipos del 3,79% tras haberse mantenido por varias sesiones por debajo del 3,7%. Mientras tanto, los ‘bunds’ alemanes de referencia ofrecían una rentabilidad más baja que en toda la semana: un 1,66%. Así, la prima de riesgo repuntaba con energía hasta los 214 puntos básicos.
En los mercados latinoamericanos también se resienten de esta caída de la moneda argentina. La propia Bolsa argentina, el Merval, no es ajena al desplome del peso y ha bajado un 2,4% hasta los 5.630 puntos. Borespa, la Bolsa brasileña, por su parte, cae un 1,4% hasta los 47.624,32 puntos.
La Bolsa neoyorquina no ha estado al margen y a media sesión estaba teñida de rojo. En Wall Street, el índice Dow Jones caía un 1,16% para situarse en 16,01 puntos básicos, el Nasdaq hacía lo propio y bajaba un 1,37% para irse a 4,159 puntos, mientras que S&P descendía un 1,28% para irse a 1,08 unidades.
Este derrumbe de la situación económico argentina vino cuando el dólar oficial ha llegado a alcanzar un máximo de 8,50 pesos el pasado jueves, lo que ha llevado al Gobierno argentino a permitir la compra de dólares en el mercado oficial a partir del próximo lunes.
Además, el Ejecutivo ha apostado por rebajar hasta el 20% el impuesto que se paga para adquirir divisas para fines turísticos o compras exteriores con tarjetas de crédito. Ambas medidas han supuesto una sorpresa, pero servirán para aliviar el convulso mercado de divisas en el país latinoamericano.
Cuando se conoció la noticia, el Gobierno aseguró en todo momento que “la política del Banco Central fue de flotación administrada del tipo de cambio y cuando se entendió que el precio no era el adecuado se decidió intervenir”, no antes.
En cualquier caso, los analistas e inversores no pueden dejar de preguntarse a qué se debe esta devaluación de la divisa argentina. Nadie en el Gobierno atribuye abiertamente este escenario a un cambio en la política de intervención en el mercado de divisas y siguen insistiendo en que el movimiento lo produjeron los inversores.
Aunque eso no es todo, un diario cercano a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ha acusado a un conocido empresario argentino de elevar la cotización del dólar a comprar moneda extranjera a precios elevados en varios bancos internacionales.
Los efectos de esta devaluación no han sido tan devastadores como los de la crisis del 2001 y muy pocos consideran que la situación vaya a repetirse. De hecho, el Ejecutivo confía en que la próxima cosecha de soja y cereales dé un respiro a la economía.
Los más pesimistas comentan que con el dólar en estas cotas, los importadores nacionales podrían verse obligados a subir los precios. No es un secreto que la inflación alcanzará este año un 30% (según los datos oficiales será del 10%, pero nadie considera que las estadísticas del país sean fiables).
Aunque no ha sido solo un momento tenso en el mercado oficial de divisas. En las oficinas de venta clandestinas, o cuevas, se vivieron cotizaciones históricas con el dólar del mercado negro (o blue) por encima de los 13 pesos.
