El número de brasileños que vive por debajo del umbral de la pobreza ha aumentado por primera vez en diez años, al pasar de 10,08 millones que vivían en esa situación en 2012 a los 10,45 millones del año pasado. Así lo han señalado los datos del Instituto de Investigación Económica y Aplicada. El número de brasileños que vive por debajo del umbral de la pobreza ha aumentado por primera vez en diez años, al pasar de 10,08 millones que vivían en esa situación en 2012 a los 10,45 millones del año pasado. Así lo han señalado los datos del Instituto de Investigación Económica y Aplicada.
Ipea (por sus siglas el portugués) publicó estos datos el 30 de octubre prácticamente a escondidas, de hecho ni siquiera organizó una rueda de prensa para informar a los medios. Tal vez, como señala el diario El País, por que las cifras contradicen el discurso del Partido de los Trabajadores de la reelegida presidenta Dilma Rousseff.
A lo largo de la campaña, tanto ella como el expresidente Luiz Inácio Lula de Silva defendieron la reducción de la miseria de la última década estaría amenazada en caso de que ganara la oposición.
Es la primera vez que el número de ciudadanos que vive en la pobreza extrema deja de caer desde 2003. Para el Ipea, las personas que viven por debajo del umbral de la pobreza son las que no poseen renta suficiente para cubrir el precio del carro de la compra. Su precio varía entre los 26,90 dólares en Belém, capital del Estado de Pará, a 50 dólares en Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul, según el instituto.
Mientras que el presidente del instituto Data Popular, Renato Meirelles, las cifras suponen un nuevo reto para el Ejecutivo brasileños: encontrar a aquellos que no reciben aún el ‘Bolsa Familia’, el principal programa social del Gobierno.
En su opinión, “hay la cuestión económica, que tiene un impacto directo en la miseria. Pero el conjunto de políticas públicas tiene que llegar donde aún no ha llegado”, para él, “el sistema de protección social de Brasil es uno de los mejores del mundo y podría hacer con que no existieran estas 10 millones de personas en la miseria. Ellos tienen que estar protegido por los programas”.
De no ampliarse esta red, la pobreza extrema podría seguir creciendo en los próximos años. En opinión de Meirelles, “los dirigentes deben aprender con el resultado de las urnas: es radicalizar el desarrollo de la economía y los programas de distribución de renta, que hicieron que el país avanzara en las últimas décadas”.
A pesar de que las personas que viven por debajo de la pobreza haya avanzado, la población pobre (se considera que tiene dos veces más renta que la que vive en la miseria) sigue bajando. En 2012 eran 30,3 millones de brasileños y el año pasado eran 26,6 millones. En 2003 alcanzaban los 60,1 millones.
