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Los expertos confían en China para asegurar el futuro de la economía brasileña

Dudas en el horizonte

El temor a un frenazo de la economía mundial pone en duda la posibilidad de que perdure el milagro brasileño que ha convertido al país en uno de los motores de la riqueza global. Pero los expertos confían en el tirón de la demanda de China y la política económica de Rousseff para eludir el peligro. El temor a un frenazo de la economía mundial pone en duda la posibilidad de que perdure el milagro brasileño que ha convertido al país en uno de los motores de la riqueza global. Pero los expertos confían en el tirón de la demanda de China y la política económica de Rousseff para eludir el peligro.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha publicado este lunes un informe en el que se plasma cómo percibe un moderado descenso de la actividad económica en los ‘países ricos’ y en los grandes emergentes a excepción de Brasil.

En la publicación mensual de sus indicadores compuestos avanzados, la OCDE destacó que EEUU, Japón y Rusia mantienen expectativas de crecimiento superiores a la tendencia a largo plazo, pero que los países europeos muestran una situación menos favorable.

Advierte también la OCDE de que los indicadores para potencias ajenas a la organización, como China e India, apuntan «con fuerza» hacia una desaceleración económica, mientras que en el caso de Brasil se aprecia una cierta mejora, aunque con poca intensidad.

Con estos datos en la mano, Brasil se libra del descenso económico y no entrará en recesión si se confirma el frenazo de la economía mundial. Y no sólo por el efecto benéfico que las inversiones chinas tienen últimamente en el país. También por la actuación decidida de las autoridades económicas a la que acaba de sumarse El Banco Central de Brasil que ha dejado los tipos en el 8%, la cifra más baja de la historia.

La decisión del Comité Monetario del Instituto Emisor es un acompañamiento perfecto para las medidas de estímulo que ha tomado desde principio de año el Gobierno de Dilma Rousseff y que, al menos en parte, parecen haber conseguido su propósito. Pero el peligro sigue ahí.

Los medio locales se hacían eco hoy de la reacción de la industria y los empresarios del país ante el tijeretazo de la autoridad monetaria. Según la mayor parte de ellos, el recorte aplicado de sólo 50 puntos básicos se queda corto. Creen que hay margen para más y consideran que sin abaratar la financiación de la industria, la desaceleración del crecimiento pronto llamara a la puerta.

La discrepancia entre las patronales de la industria y las autoridades económicas del país queda perfectamente reflejado en las expectativas de crecimiento del PIB que tienen los unos y los otros. Mientras las organizaciones empresariales apuestan por un magro 1,8%, desde el Gobierno se confía en alcanzar un 2.7%.

Pero la confianza que EEUU deposita en Brasil parece alejar del pesimismo y las disputas nacionales. Latinoamérica ha dejado de ser la región favorita de la banca de inversión estadounidense, convencida de que el frenazo económico acabará por pasar factura a los productores de materias primas. Ahora apuestan por Asia, con el crecimiento chino como gran incógnita. Aún así, Perú y Brasil mantienen sus altas recomendaciones.

Perú es la nueva favorita en la región de los grandes intermediarios financieros, pero Brasil se mantiene. No sólo por su peso en la región y por el hecho de contar con las multilatinas mejor valoradas como Petrobras o Vale do Rio. Además, la decidida apuesta de China por este país parece capaz por si misma de mantener el alto valor de los activos incluso en un momento en que hay ciertas dudas sobre la capacidad de la economía brasileña para mantener el ritmo de crecimiento.

También cuenta Rousseff con el apoyo del nuevo Gobierno de México. En su primera entrevista internacional como presidente electo, Enrique Peña Nieto ha declarado a la Folha de Sao Paulo que su país y Brasil deben abandonar el pulso que mantienen por el líderazgo regional, establecer vínculos más fuertes e incluso negociar un Tratado de Libre Comercio (TLC).

Peña Nieto está convencido de que una eventual alianza de las dos naciones que define como las grandes potencias regionales beneficiaría a todo el subcontinente porque aportaría una plataforma poderosa para mediar de forma conjunta e integrada en las crisis regionales.

El próximo mandatario mexicano afirma que el actual equilibrio de la balanza comercial entre Brasil y el país azteca tiene que dar paso a una mayor integración económica, cultural e incluso política. Aunque todos los pasos que haya que dar deben estar precedidos de mucha cautela y mucha negociación.

Por eso, Peña Nieto, ha decidido aceptar la invitación de la presidenta Dilma Rousseff y realizar una visita oficial a Brasil antes de su investidura que está prevista para el próximo 1 de diciembre.

Para el reciente vencedor de las presidenciales mexicanas, Petrobras y su fórmula para abrirse al capital privado es el modelo en el que ha basado su propuesta para el futuro de Pemex, la petrolera pública de su país. Pero es consciente de que su partido, el PRI, carece de la mayoría suficiente para sacar este proyecto en solitario por lo que tendrá que negociar.

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