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Los tipos de interés de Brasil, un imán para los especuladores financieros internacionales

Dinero caliente

La contundencia de las cifras deja poco espacio para las dudas. En los primeros seis meses de 2010, la inversión de los no residentes en activos denominados en dólares ha sumado 23.100 millones de dólares, según los datos oficiales del Banco Central del país. De esta cantidad, 13.400 millones han optado por la renta fija, pública y privada, y el resto ha entrado en la Bolsa. ¿El motivo? Para algunos reside en los tipos de interés. La contundencia de las cifras deja poco espacio para las dudas. En los primeros seis meses de 2010, la inversión de los no residentes en activos denominados en dólares ha sumado 23.100 millones de dólares, según los datos oficiales del Banco Central del país. De esta cantidad, 13.400 millones han optado por la renta fija, pública y privada, y el resto ha entrado en la Bolsa. ¿El motivo? Para algunos reside en los tipos de interés.

¿Puede pagar el país que aún preside Lula da Silva una factura elevada por culpa de haberse convertido en uno de los objetivos favoritos de la especulación?

Por ahora es una pregunta sin respuesta, pero algunos expertos consultados por Americaeconomica.com señalan el peligro y explican que el récord de captación de capitales financieros del que hablábamos antes, dobla además, los 12.100 millones que, en el mismo periodo se ha registrado en como inversión extranjera directa.

Un buen dato también que muestra que, junto a los motivos puros de mercado, hay otros inversores que quieren entrar al país porque confían en su potencial de crecimiento.

Pero no conviene descuidarse, por supuesto. El problema es que, en una coyuntura como la actual, con tipos estables de en los grandes países, en el entorno del 1% y una referencia en la deuda pública de primera calidad en el entorno del 3%, un país de alto crecimiento, con buenas expectativas y con unas tasas del 10,75%, es simplemente, el sitio ideal para intentar toda clase de arbitrajes.

Circunstancia que puede tener su parte positiva, por supuesto, pero que también da un poco de vértigo a algunos analistas. Quienes defienden esta opinión ponen énfasis en los volúmenes majestuosos que empiezan a alcanzar el déficit por cuenta corriente de Brasil. En este primer semestre, la cifra suma 24.000 millones, la misma cantidad que se registró al cierre del ejercicio 2009.

¿Hasta dónde puede llegar? No es fácil saberlo. La última estimación de Goldman Sachs apunta a 60.000 millones de dólares, lo que puede ser exagerado o no serlo. Pero que hace a algunos expertos advertir del exceso de dependencia que parece desarrollar el país a la entrada de estos capitales foráneos sin mayor ambición de permanencia.

Como mínimo, la negociación en los mercados de divisas y la cotización del real frente a las grandes monedas mundiales seguirán mostrando altas dosis de volatilidad.

Otro problema podría derivarse de las consecuencias que la apreciación que ha experimentado el real en los últimos tiempos (en lo que va de año se ha revalorizado un 7,83%) puede tener sobre el tejido productivo del país.

Algunos expertos creen que se trata de una sobrevaloración peligrosa, puesto que abarata las importaciones, encarece las exportaciones y puede, por lo tanto, convertirse en una pesada losa para la industria manufacturera del país. Al menos, si la situación no cambia.

Hasta los analistas más críticos conceden el máximo crédito reputacional a la gestión monetaria que lleva a cabo el Banco Central de Brasil, que cuenta con unas reservas de cerca de 250.000 millones de dólares. Su decisión de mantener un sesgo alcista de los tipos de interés de referencia podría deberse, según algunas versiones que circulan por los blogs, al momento político que vive el país. Enfrentarse a la sucesión de un gobernante tan paradigmático como Lula da Silva no es fácil, por lo que quizá se haya optado por extremar las cautelas.

Curiosamente, en el conttexto actual, el hecho de que en lo que va de año, la bolsa brasileña se situé todavía en cifras negativas (-3,7%, en términos de dólar) es una buena noticia para los expertos más alarmistas, pero la imparable tendencia alcista emprendida por el índice Bovespa desde el pasado mes de mayo, hace pensar que las resistencias van a quebrarse y la situación va a revertirse en el próximo semestre. De hecho, sólo la corrección del mes de abril ha frenado las ganancias.

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