Entre enero y abril de este año el déficit fiscal de Argentina ha alcanzado los 56.319 millones de dólares, un 789% más que los 6.344 millones del primer trimestre de 2014, según el informe de Ejecución Presupuestaria distribuido ayer por Asap (Asociación Argentina de Presupuesto) basado en cifras o Entre enero y abril de este año el déficit fiscal de Argentina ha alcanzado los 56.319 millones de dólares, un 789% más que los 6.344 millones del primer trimestre de 2014, según el informe de Ejecución Presupuestaria distribuido ayer por Asap (Asociación Argentina de Presupuesto) basado en cifras oficiales.
Si se compara la cifra con el mismo período de 2013 la diferencia es todavía mayor, pues en ese período de tiempo las cuentas públicas tuvieron un superávit de 9.968 millones de dólares. Este año, sin embargo, las cosas por otro camino, solo en subsidios se invirtieron más de 60.000 millones.
La cifra de déficit de estos cuatro primeros meses del año ya supera a la calculada para el total del año en el Presupuesto Nacional que esperaba un ‘rojo’ de 50.078 millones de dólares y que se amplió hasta los 53.408.
Según Clarín, el déficit fiscal de esto primer cuatrimestre en 41 veces más que se lo destina en un año al Hospital Posadas, 211 veces que el destinado a la Biblioteca Nacional y 118 veces que el del Instituto Malbrán.
De seguir las cosas de esta manera, el déficit podría superar los 250.000 millones de dólares, teniendo en cuenta también las transferencias y ayudas de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSes) y el Banco Central de la República de Argentina (BCRA) por más de 100 millones de pesos.
Tanto el déficit como las ayudas del BCRA tocan récords en materia fiscal. De hecho, en total, el déficit podría alcanzar el 7% del Producto Interior Bruto (PIB).
Asap ha clarado que entre enero y abril de este año los ingresos han crecido un 26,9%, “por debajo del incremento proyectado para este año y muy por debajo del aumento medio del 2014, que fue del 21%.”
Por su parte, los gastos primarios han subido poco menos del 46,8% a pesar de que los subsidios energéticos se hayan desacelerado por la caída de los precios internacionales del petróleo y sus derivados.
Los ingresos, además, han crecido a un ritmo más bajo y, entre toros motivos, hay que achacarlo a la caía de los derechos de exportación y la recaudación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) por el componente aduanero, también propiciado por la crisis internacional del petróleo.
