La intervención del Estado venezolano sobre el incipiente imperio financiero de Ricardo Fernández Barrueco ha dejado al descubierto una lucha de poder en los círculos más cercanos a Hugo Chávez. Los ataques vienen y van entre aquellos considerados como la «boliburguesía» del país, personas que han fraguado su fortuna bajo el paraguas del presidente. Nombres de ministros, guerrilleros, ex funcionarios y embajadores en Cuba se entremezclan en una encrucijada que ha hecho tambalear las estructuras dentro y fuera del Gobierno. La intervención del Estado venezolano sobre el incipiente imperio financiero de Ricardo Fernández Barrueco ha dejado al descubierto una lucha de poder en los círculos más cercanos a Hugo Chávez. Los ataques vienen y van entre aquellos considerados como la «boliburguesía» del país, personas que han fraguado su fortuna bajo el paraguas del presidente. Nombres de ministros, guerrilleros, ex funcionarios y embajadores en Cuba se entremezclan en una encrucijada que ha hecho tambalear las estructuras dentro y fuera del Gobierno.
Un ministro de banca pública que no habla, que no sabe hablar, no sabe explicar, que se enreda y enreda. Un ministro de Finanzas que sigue echando las culpas al capitalismo, y en sus explicaciones intenta engatusar más que aclarar. Una secta de “bolievangélicos revolucionarios” que se unen para defenderse y apoyarse, para llevar cuentos y cuentas, pero a la sombra del poder siguen operando impunemente, manipulando la imagen de Dios, como se hace costumbre y cultura, pues ya no es práctica ni conducta de los Hernández Behrenes y Blanco La Cruz, quienes, para más señas son concuñados.
También es fórmula habitual en el tesorero nacional que se llena la boca de santidad mientras sus manitas mueven los recursos de la banca pública a la banca privada. Dinero con los cuales se adquieren bancos y empresas para engordar grupos de boliburgueses. Esto no puede ser gratuito.
Hay de todo en esta viña del señor. Ex-guerrilleros, dulces guerreros (expresión acertada del escritor cubano Norberto Fuentes), ex-soñadores que prefieren dejar el sueño y vivir la realidad del dinero saltándose toda norma y control, dejando que los banqueros de antes se hagan más ricos y los nuevos banqueros boliburgueses acumulen fortunas jamás vistas. Un esquema de acumulación más rápido que el del narcotráfico, ha dicho el secretario general de Acción Democrática, Henry Ramos Allup.
Y también están los hijos de esos dulces guerreros, más azucarados que los padres muertos o vivos. De ahí que el mismo Ramos Allup ponga como ejemplo y emblema a Diego Salazar, hijo del muy modesto, el fallecido Diego Salazar, leyenda de la guerrilla de añejos tiempos. Y no es casual que este Diego Salazar, el joven, siendo primo menor y preferido del presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez, cuente con acceso a los divinos petrodólares que hinchan y llenan. Y Ramírez, para que no lo confundan, habla de la Pdvsa reducto imbatible de la Revolución, reserva magna del bolivarianismo. ¡Cómo no!
La boliburguesía existe porque hay bolifuncionarios, ha dicho Ramos Allup. Y miren que la verdad es clara, y la mentira tan oscura como la figura del ex-ministro y alto líder del Psuv, Aristóbulo Istúriz, quien asumiéndose seguidor del maestro honesto y auténtico, Luis Beltrán Prieto Figueroa, llega al Ministerio de Educación y hace fiesta con la póliza de seguros en complot con los hermanos Castillo Bozo, de Seguros Banvalor, según ha precisado el dirigente de AD, y confirmado Teodoro Petkoff, a quien le quitaron los avisos en Tal Cual por haberlo dicho.
Todo esto ha ocurrido desde el regreso al poder el 13 de abril de 2002. Viéndose huyendo, viéndose escondidos, viéndose desalojados del gobierno el 11 y el 12, las figuras más y menos prominentes de la revolución se observaron desnudas, sin dinero, sin recursos.
Desde ahí el desmadre se hizo más que evidente. Hágase historia de los casos que se le imputan al ex ministro de Finanzas, Tobías Nóbrega. Hágase historia de las emisiones de deuda, las notas estructuradas, los bonos de Pdvsa, la emisión de La Electricidad de Caracas y los bonos argentinos que comprometen a Nóbrega, a Nelson Merentes, a Rodrigo Cabezas, a Rafael Ramírez.
Todo vino después de abril de 2002. Bajo la excusa de que muchos de esos recursos se destinarían para financiar al partido y a la Revolución, bolioperadores, bolifuncionarios y boliburgueses se enriquecieron a manos llenas.
Después llegó el tiempo de las tribus. Cogieron pista al montar estructura de poder. Por eso tanta pelea interna por los cargos con recursos. Para colocar a la gente amiga, la gente leal. Gente que llegaba a los puestos con las instrucciones establecidas y cantadas: “La póliza es de tal… los depósitos son de tal… los contratos de tal”.
Aquí es donde toma fuerza la denuncia del diputado Ismael García en torno a las mafias y los clanes. Mejor tribus. La de Adán Chávez, la de Diosdado Cabello, la de José Vicente, la de Jesse Chacón. Y ya no solo tribus de dinero, sino de poder, que aspiran al poder, que desean el poder, y que se disputan el poder.
Uno perdía poder, Rangel. El otro acorralaba, Cabello. Y la caída de Ricardo Fernández Barrueco no es más que una “operación de Cabello contra el grupo de Rangel y el resto de las mafias que operan dentro del gobierno nacional”, dijo en la plenaria de la Asamblea Nacional , el diputado García.
Esto coincide con la visión de Fernández: “Soy víctima de un complot”. Y el diputado Carlos Escarrá, queriendo defender a Diosdado Cabello, le declara a El Universal haciendo un extraño juego de espejo y retrato hablado: “Diosdado es un dirigente de esta Revolución, socialista, leal, trabajador”.
No creo ni en esa pendejada de la “derecha endógena”. Ni creo que Diosdado sea ahora el superhombre que tiene todos los recursos del mundo. Uno lo conoce y sabe que es un hombre sencillo y muy convencido del proceso. Diosdado, en jerga militar, respondería: “No me defiendas compadre”. Quien anda sin defensa es Adán Chávez. Miren que Ricardo Fernández se lo aconsejó: “no te vayas para Barinas”. Después lo ayudó, inclusive entregándole a unos amigos de Adán el diario De Frente Barinas.
Dicho y hecho: en la gobernación, Adán no ha podido hacer un buen gobierno; permitió la resurrección de Argenis Chávez y Pedro Carreño, y desatendió los asuntos en Caracas que llevaron a la caída de Fernández.
Por su parte, Rangel anda incómodo e incomodado. Resulta ahora que la operación con el Banco Federal le ha salido al revés. El banco vuelve a manos del banquero y directivo de Globovisión Nelson Mezerhanne, visto el Gobierno en la obligación de salvar al banquero y al banco para no echarle más leña a la situación bancaria.
El banquero, astuto, no desaprovecha la ocasión: “Aquí estoy para hacerme cargo del banco”. Con estas palabras quería decirle a Rangel: “perdiste”, y al Gobierno “pueden contar conmigo, si quieren”.
No hay hueso sano en el Gobierno. Que el tesorero nacional, que el presidente de Pdvsa, que ministros, que gobernadores, ya se mencionen y se involucren en este tablao de casos y cosas, habla de la proporción del basurero.
Que salgan a colación los ex-funcionarios, los familiares, primos, hermanos, cuñados, y hasta barraganas, -bolibarbie-, es como la multiplicación en un espejo. Borges- de la maldad humana, o la reproducción del ejemplo reciente de la piñata sandinista tan bien explicada por Sergio Ramírez en el libro Adiós Muchachos. ¿Piñata? En el caso del chavismo se trata de una bolipiñata, y para ejemplo la última pelea entre Rafael Isea, Alejandro Andrade y la bolibarbie. Según la confesión de un ex asesor de Finanzas, lo que estaba en juego era un superfondo de varios millones de dólares.
Y por si faltara un elemento, ahora encontramos la injerencia cubana. Lo contó Petkoff en Tal Cual. Los boliespías del G-2 cubano siguen, vigilan, montan y revelan expedientes. En parte serían los responsables de la caída de Fernández. Y miren que ellos mismos, los boliespías, afirmaban que Fernández era un tipo leal.
¿Qué hizo entonces? Se tejen varias versiones. Desde que Fernández integraba un grupo que presionaba para que se limitaran los flujos de divisas a los cubanos hasta la hipótesis de que en Cuba ya huelen que con el socialismo de Chávez no hay futuro y que hay que entrar en pactos con la oposición y, por tanto, jugar al caos no está de más.
El caso es que en este país el poder está a merced de jugadas siniestras de otras especies y otras faunas antillanas, y de allí la enorme influencia de Ronald Blanco La Cruz, embajador en Cuba, o de Alí Rodríguez, ex-embajador en la Isla y alta ficha de la nomenclatura cubana, o de la impronta de Julio Montes, embajador en Bolivia, pero ex-embajador en Cuba. Y eso explica por qué unos empresarios amigos andan de inversores en los patios de Evo Morales.
Tampoco es casual que las altas cuotas de Adán tengan su origen en sus tiempos de embajador en La Habana. Valga el momento para decir que los boliespías cubanos piensan que la alta política venezolana se decidirá por donde se mueva el capital, el gran capital. Pues, por lo que se ve, los boliespías no quieren quedarse fuera de la operación.
Tampoco los bolievangélicos que entran en acción, lo cual obliga a la incógnita de cómo hará el embajador dizque creyente para entenderse con los ateos de Cuba. Extraño maridaje éste del materialismo dialéctico con el espiritualismo ecléctico. O tal vez eso lo resuelva la ecuación del totalitarismo salvaje cubano con el totalitarismo parcial bolivariano, o bolitotalitarismo.
Ya nada será igual. Quien haya calculado que de aquí en adelante el curso de la revolución bolivariana será reposado como las aguas de un río llanero, pues bien equivocado está. El malevaje ha destapado muchas alcantarillas. Y muchos ataques vienen y van. Crujen las estructuras dentro y fuera del Gobierno. Hay una carrera de fondo. Hay miedo en los testaferros. Y los operadores han optado por permanecer en el exterior, hasta nuevo aviso.
En las casas de Bolsa hay derroche mutuo de culpas. Wilmer Ruperti, el magnate petrolero, derrocha lujo en Italia, mirando a distancia. El magnate de las telecomunicaciones, Oswaldo Cisneros, es citado a la Fiscalía. Omar Farías, Seguros Constitución, niega ser testaferro de nadie. Rafael Sarría guarda silencio extremo, rezando a la Rosa Mística.
Un banquero asegura que a Fernández le terminarán quitando los camiones de ATC y las plantas agroindustriales. Nada de raro, viendo a Chávez amenazar a toda la banca, por lo cual gana la tesis de que la operación al final terminará justificando la estatificación total del sistema, y así la oposición pierde la principal fuente de financiamiento para el 2010.
Se armó la corredera. Los depósitos de gobernaciones y alcaldías en bancos pagadores de comisiones, saltan al tapete otra vez. Quienes dudaron de las revelaciones de Carlos Kaufman en el juicio de Miami pueden darse ahora por enterados. Sucede como en una gran ciudad donde las bandas se disputan el territorio. Nadie cree que existen hasta que se caen a plomo parejo en una esquina, en una calle, en un bar.
¿Quién detiene la guerra? ¿Cuántos cadáveres en la vereda? ¿Cuántas víctimas sin perdón ni excusas? Y lo que es peor, ¿con qué cara se sentarán aquellos y otros nombres en las primeras filas del Congreso del Psuv ante la evidencia fresca, perfilada y pública de esta primera batalla campal?