Venezuela se convirtió el pasado 10 de junio en el centro de la noticia mundial. Ese día su presidente, Hugo Chávez, era hospitalizado en Cuba para ser tratado de un absceso pélvico. La confirmación de que sufre un cáncer, posiblemente de colon, mantiene la expectación y alimenta una serie de rumores no acallados con su regreso al país el pasado lunes. Pero los rumores están basados en una duda principal. ¿Está el mandatario en condiciones de presentarse a la reelección? Todo parece indicar que el escenario de incertidumbre beneficia al chavismo. Sin embargo, hay otro sector que también está sacando provecho, el de los especuladores financieros. Venezuela se convirtió el pasado 10 de junio en el centro de la noticia mundial. Ese día su presidente, Hugo Chávez, era hospitalizado en Cuba para ser tratado de un absceso pélvico. La confirmación de que sufre un cáncer, posiblemente de colon, mantiene la expectación y alimenta una serie de rumores no acallados con su regreso al país el pasado lunes. Pero los rumores están basados en una duda principal. ¿Está el mandatario en condiciones de presentarse a la reelección? Todo parece indicar que el escenario de incertidumbre beneficia al chavismo. Sin embargo, hay otro sector que también está sacando provecho, el de los especuladores financieros.
La posibilidad de que Hugo Chávez no pudiese mantener el liderazgo de Venezuela, merced al cáncer contra el que combate, hicieron creer a los inversores internacionales que una época, percibida como poco proclive para ellos, había llegado a su fin. De ahí que, la semana del 27 al 1 de julio, después de que se confirmara la enfermedad del líder bolivariano, los bonos venezolanos experimentaran una subida, impulsados por dicha previsión y por las posibilidades de que se produjera un cambio de liderazgo que favoreciera al mercado.
Sin embargo, parte de las especulaciones terminaron el pasado lunes con el retorno al país del mandatario, con un mejor semblante y un avivado discurso que podrían indicar que el militar retirado no está listo para abandonar la contienda política. Desde ese momento, como se preguntaba en una nota a sus clientes el Royal Bank of Scotland, la duda es “si el presidente Chávez tendrá voluntad y capacidad para desarrollar una campaña de reelección efectiva”. Y por el viraje producido en la compraventa de los bonos de referencia, inmerso ahora en un contexto de volatilidad, se certifica que los inversores siguen todavía sin saber que pensar.
No en vano, después de haber iniciado la semana en los 76 dólares y con un rendimiento del 12,08%, a día de hoy (viernes 8 de julio), el precio de los bonos venezolanos en dólares a 10 años se ha elevado hasta los 77.75 dólares, con una rentabilidad del 11.93%. Es, sin duda, el escenario de incertidumbre que tanto gusta a los especuladores, que están aprovechando el momento para comprar y vender bonos en busca de ganancias. El futuro de Venezuela es difícil de predecir. Incluso los mejor informados serían incapaces de decir si el mandatario mantendrá el liderazgo de su movimiento de cara a las elecciones de 2012. Solo él mismo parece saber a ciencia cierta cómo se encuentra.
Porque la falta de información ha sido una constante desde que Chávez fue ingresado en La Habana el pasado 10 de junio para ser tratado de un absceso pélvico. Los rumores se han hecho con el país desde entonces. Mientras permanecía en Cuba, y ante la falta de detalles oficiales, se barajaron posibles sustitutos, se especuló con que el mandatario sufría un cáncer (como así ha sido), e incluso se aseguró que el presidente venezolano no regresaría al país en varios meses. La vida en el país de la Vinotinto continuaba. Sin embargo, en su ausencia, la política seguía girando en torno a él.
Entonces, voces dentro del Gobierno y sus afines, como la del periodista José Vicente Rangel, recomendaban al ejecutivo decir la verdad, facilitar información sobre la verdadera situación de la salud del mandatario. Según Rangel, “la derecha mediática” había tomado ventaja y se encontraba en mitad de una ofensiva, mientras al chavismo mantenía una actitud errática, negando, desmintiendo, informando mal, hasta que Chávez admitió el cáncer. Rangel señala que esa estrategia fue un error y era necesario tomar nuevamente la iniciativa. Desde este punto de vista, se entiende mejor el regreso de Chávez a Venezuela, la necesidad de que el rostro de un líder sano y en pleno trabajo reconquistara el imaginario de sus seguidores.
La reaparición de Chávez apunta en ese sentido. Despeja la incertidumbre en el pueblo chavista que, confundido, se informaba por medio de artículos de periodistas de la oposición como Nelson Bocaranda. Ahora el chavista sabe lo que tiene su líder, confía en el retorno. El movimiento ha logrado recuperar la esperanza, lo que evitaría la dispersión. Y favorece la unión. Y pese a todo, con el chavismo más tranquilo, las dudas persisten.
Esta semana, los rumores han crecido en varias direcciones. Aunque algunas voces de la oposición, como la de Capriles Radonsky, gobernador de Miranda y precandidato mejor situado para enfrentarse a Chávez en las elecciones de 2012, dudan de la veracidad del cáncer del mandatario, algo que podría hacer elevar las energías del chavismo, casi todo el mundo parece coincidir en que la enfermedad existe.
En este contexto, muchos aseguraban esta semana que el presidente venezolano regresará en los próximos días a Cuba para ser tratado. No es probable que un nuevo vacio de poder, que además demostraría una falta de confianza del líder bolivariano hacia el cuerpo sanitario de su país, esté en los planes de Chávez. Más bien al contrario, todo parece indicar que la estrategia de la dirigencia chavista es apostar por la imagen de un líder sacrificado, que incluso enfermo trabaja para el país denodadamente.
También se han frenado las especulaciones sobre una posible limpieza de figuras díscolas dentro del partido y el gobierno. A inicios de semana se hablaba de Henry Rangel Silva, jefe del Ejército, para hacerse con el Ministerio de Defensa. La noticia no se ha producido, como tampoco se ha dado la renovación de cargos anunciada por el vicepresidente Elías Jaua. Sin embargo, la sorpresas parecen estar dentro de la estrategia electoral del chavismo, por lo que no se puede dar nada por seguro.
Y es esa misma estrategia, el fomento de rumores, la que mantiene a la expectativa a todo el país. De ello se están aprovechando los especuladores financieros, que juegan con los bonos venezolanos. De ello se aprovechan también en el mercado negro, donde la creciente demanda de dólares ha provocado una escalada al cambio con el bolívar fuerte. Habrá que esperar, pero todo parece indicar que, antes o después, por la cercanía de las elecciones presidenciales, Chávez tendrá que dar un paso al frente o retirarse.