El fiscal general de Brasil, Augusto Aras, ha solicitado este lunes una investigación sobre las agresiones que varios periodistas habrían sufrido por parte de seguidores del presidente, Jair Bolsonaro, el domingo en un acto celebrado en Brasilia contra el Congreso y el Tribunal Supremo.
De acuerdo con el periódico brasileño ‘Estadao’, varios de sus profesionales fueron golpeados durante el acto celebrado en la Plaza de los Tres Poderes, en la que Bolsonaro volvió a arremeter contra las medidas de aislamiento como la mejor alternativa al avance de la pandemia, el día en que Brasil superaba los 100.000 contagios y las 7.000 muertes.
«Estos acontecimientos están dotados de una gran gravedad, ya que consideramos la libertad de prensa como un derecho constitucional y un elemento fundamental del Estado de Derecho», ha expresado Aras en una misiva dirigida a la Fiscalía General de Justicia, en donde también ha pedido la intervención de su titular, Fabiana Costa Oliveira.
Además de los periodistas de ‘Estadao’, reporteros de otros medios, como ‘Folha de Sao Paulo’, también denunciaron el acoso y los ataques verbales a los que fueron sometidos sus trabajadores, algo que Bolsonaro ha cuestionado al ser preguntado por ello, llegando incluso a afirmar que, en caso de que se hubieran producido estos episodios, vendrían por parte de «posibles infiltrados».
Quien sí se ha pronunciado al respecto ha sido el ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva, quien a través de una escueta nota ha señalado que «cualquier agresión contra los profesionales de la prensa es inaceptable», pues «la libertad de expresión es un requisito fundamental en un país democrático».
Bolsonaro siempre se ha mostrado contrario a las medidas de confinamiento para frenar la pandemia y que algunos gobernadores, como el de Sao Paulo y Río de Janeiro, siempre han defendido. Sin ir más lejos, ambos estados son los más golpeados por la crisis sanitaria provocada por el nuevo coronavirus.
No es la primera vez que, en las últimas fechas, los acólitos de Bolsonaro se aglomeran a las puertas del Palacio del Planalto, rompiendo así con las medidas de distanciamiento social, para mostrar al dirigente de extrema derecha su apoyo, coreando consignas contra el Tribunal Supremo, el Congreso de los Diputados e, incluso, pidiendo una intervención militar de la cámara.