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EL NUEVO MODO

Tesis avanzadas sobre transiciones (IIIº)

IMPLICACIONES DE CADA TIPO Y CASO DE TRANSICIÓN POLÍTICA. Cada caso de transición es único. Pero, operan uno, varios o todos los tipos conocidos. Hay que identificarlos, comprender la “mezcla” presente o posible en cada situación, anticipar su comportamiento y ensayar un modo de optimización de su r IMPLICACIONES DE CADA TIPO Y CASO DE TRANSICIÓN POLÍTICA. Cada caso de transición es único. Pero, operan uno, varios o todos los tipos conocidos. Hay que identificarlos, comprender la “mezcla” presente o posible en cada situación, anticipar su comportamiento y ensayar un modo de optimización de su resultado. Interesa, pues, disponer de una plantilla analítica para comprender, anticipar e influir, si es el caso, el curso y destino de una transición.

Al respecto, manejamos una clasificación propia, que incluye, como primero y diferente de las conocidas, la cooptación. Este tipo es, en el propósito, un modo de preservar el antiguo régimen. Pero, expresa un cambio que contiene alguna explicación y también podría conducir a la democracia. Define lo que podríamos llamar –y disculpen el neologismo- una prototransición. Para explicarnos, sirva, por actual, el ejemplo de Birmania.

En la actual Myanmar son ya cinco décadas de gobierno militar totalitario, sólo formalmente transformado a civil hace menos de dos años. Eso, después de una larga historia represiva y abuso institucional, ante la necesidad de mejorar la posición externa, en razón del sostenido fracaso económico, en un proceso cuyo propósito aún no se devela. En la elección del 2010, a diferencia de 1989, ganada por Aung San Suu Kyi, todo estuvo bajo control de la Junta Militar. El cambio significó un esfuerzo de lavado de cara. O una evolución a escudriñar.

Los comicios fueron denunciados por Suu Kyi y su partido. Pero, sólo días después fue liberada, tras muchos años de arrestos, e inmediatamente procedió a proclamar una transición a la democracia “pacífica, feliz y rápida”, aunque con el reconocimiento de su desconocimiento de la ruta para ello. Sólo en apariencia, en tanto lanzó un mensaje a los militares mostrando su disposición al intercambio de puntos de vista sobre el país y reconoció la importancia del avance en la unidad nacional, en un país con un 40% de minorías étnicas.

El nuevo gobierno, representativo del antiguo régimen militar, sin embargo ha avanzado una apertura que se califica de extraordinaria y rápida, aunque de base institucional endeble. No sólo en lo relativo a condiciones generales internas y derechos; sino en el enfrentamiento al “big brother”, China. De igual forma, ha habido acuerdos de desarme con las minorías y cambios importantes en el plano económico.

Nos preguntamos si el proceso presente representa la propiciación de una transición democrática, como lo fue en la España de los ‘70. Es el segundo tipo de transición a la democracia que reconocemos. Un avance respecto a la cooptación. No lo consideramos en términos de autoexclusión, como Share y Mainware, porque la experiencia ha demostrado que ese tipo precisamente se explica por la intrusión de definiciones favorables a los sectores de la base política y económica del “antiguo régimen” en el nuevo. Es hoy, valga otra referencia, el gran reclamo a la transición española.

Cuál sea el “nuevo régimen” de Birmania es aún un resultado desconocido. Para nosotros, un reto analítico. En todo caso, no se ha llegado al punto en el cual pueda anticiparse con facilidad el desenlace de los sucesos del último año y medio. En un reciente artículo, el Nobel Stiglitz afirma que “las reformas se están llevando a tal velocidad que ni siquiera los expertos sobre el país saben qué esperar”. Opinamos que la situación actual no la explica sólo el proceso adelantado por el régimen. Es un juego estratégico que permite observar un entorno complejo, con factores internos y externos, movidas de diversos agentes y que admite diversos escenarios y estrategias.

Algunos como el Profesor Timothy Garton Ash, de Oxford y Stanford, apuestan a una “transición negociada”, sin definir sobre cuáles temas. La agenda y cuáles acuerdos son de la mayor importancia. No todo resultado lleva a una transición. El logro de un sistema electoral confiable, por ejemplo, podría conducir al cambio. El régimen tendería a su vaciamiento y la posibilidad de una franca transición democrática. Otra salida sería una transición por pacto o negociación, preñada de problemas futuros, como se señala ahora de las transiciones española y chilena.

Los medios económicos internacionales se inclinan a favorecer la iniciativa del régimen, pero con mayor apertura. Eso no define necesariamente una transición. La opinión pública mundial, por su lado, ensalza la historia y figura de Suu Kyi. Habrá que ver hasta dónde llega su reclamo democrático. Dentro del cuadro de amenazas y debilidades de la situación: China, la posición privilegiada de las Fuerzas Armadas en negocios, la Constitución militarista del 2008, el renacer de la esperanza democrática, el espaldarazo a las reformas oficiales, etc., falta ver las estrategias y acuerdos de las partes y sus aliados.

Al mundo lo sobrevuela un privilegio a los autoritarismos. La opinión pública mundial ve en Suu Kyi la esperanza democrática. Soluciones autoritaria reformista, democrática avanzada o una regresión son posibles. ¿Cómo optimizar el resultado?

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