Superar y no sólo ganar

La meta de la política democrática venezolana no debe ser ganar electoralmente al chavismo, sino superarlo cualitativa y cuantitativamente. Créanme que la redefinición comporta exigencias y, a todas luces, prácticas distintas. Una de ellas, proclamar y definir una explícita intención de transición a la democracia y al progreso económico, que incluya, con valentía, su planteamiento al régimen y a la Fuerza Armada Nacional. La meta de la política democrática venezolana no debe ser ganar electoralmente al chavismo, sino superarlo cualitativa y cuantitativamente. Créanme que la redefinición comporta exigencias y, a todas luces, prácticas distintas. Una de ellas, proclamar y definir una explícita intención de transición a la democracia y al progreso económico, que incluya, con valentía, su planteamiento al régimen y a la Fuerza Armada Nacional.

Acabo de tener la fortuna de iniciar, con una conferencia, la semana aniversaria del Capítulo Carabobo del IFEDEC, el más activo centro de formación ciudadana y política del país. Ante un muy calificado auditorio, me tocó dirigir un muy fructífero y comentado intercambio sobre un tema que, aunque cueste creerlo, es casi nulamente tratado en el país: la transición a la democracia.

No es que los venezolanos no hayamos pasado por la experiencia. En los ’30 y finales de los ’50 del siglo pasado, el país tuvo sus dos únicas transiciones. De hecho, incluso el término, con la expresión “transición de un estado de fuerza a la democracia”, fue usado, en 1957, por Rómulo Betancourt, el líder principal del paso del régimen militar de Pérez Jiménez al ciclo de democracia que arrancó en 1958.

Pero, sin razón, el tema, y asociados, no parece que estén en el interés de los políticos y analistas. Historiadores, politólogos, estudiosos de los asuntos públicos o de la gobernabilidad, obvian la vía teórica que se interesa en los cambios de regímenes totalitarios a democráticos. Y bastante caro le han costado al país ese desinterés y su ignorancia.

A demostrarlo voy. Lo que inició a la muerte de Juan Vicente Gómez, en el ’35 del siglo pasado, terminó en 1948, con el inicio de otra dictadura militar. Lo que arrancó promisoriamente el ’58, como transición democrática bastante bien sustentada, se ha convertido, en los últimos diez años, en una regresión progresiva al totalitarismo, de un nuevo tipo, pero de pretensión igualmente tiránica. La más dramática: la salida de Chávez del poder, el 12 de abril del 2002, por la presión de la calle, se convirtió, en apenas dos días, en una vuelta a su régimen y una espiral totalitaria creciente.

Lo que quiero decir es que por no prestar atención a las exigencias del manejo y desarrollo democrático, sobre todo sus momentos críticos, como lo son las transiciones, Venezuela transcurre, en las últimas siete décadas, en una noria alrededor de la negación de una democracia liberal plena, progresiva, con capacidades de autotransformación y útil como trasfondo a una consolidación del progreso y el avance en el concierto global actual.

Venezuela debe hacer, en lo inmediato, varias cosas: reconocer que su vida política e institucional actual se desliza en el terreno del totalitarismo; que, en esa situación, procede proponerse cambiar el rumbo y redirigirse hacia la democracia y las instituciones liberales; que para ello, hace falta un programa de trabajo profesional y político que permita la transición a la democracia, la posterior transición democrática y una exigente tarea permanente de consolidación y transformación democrática y económica. O de lo contrario, seguir siempre, como Sísifo, recomenzando desde cero o menos, como nos tocará a la salida del nefasto régimen chavista, para terminar reincidiendo en el fracaso.

Por ello, estudio y más estudio: quiénes son los agentes de cambio en las transiciones, cómo se suscitan y se comportan, cuáles son las esferas de la realidad de necesario ataque, la revisión de las diversas áreas y momentos del conflicto político nacional presente, los ejes estratégicos del régimen, los ejes necesarios a la oposición, los escenarios que se derivan de cada situación, el reconocimiento de las exigencias de cada escenario, las agendas necesarias y un largo etcétera, que le otorguen real posibilidad de superar y no sólo ganar al chavismo.

Santiago José Guevara García (Valencia, Venezuela) sjguevaragarcia@gmail.com / @SJGuevaraG1, en Twitter

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Superar y no sólo ganar

Santiago José Guevara

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