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EL NUEVO MODO

Programa

Un extraviado analista pro gobierno venezolano, refiriendo a un colega, usa las expresiones macroajuste y ajuste dramático para invalidar inexistentes propuestas integrales (¡que no las hay!). Un extraviado analista pro gobierno venezolano, refiriendo a un colega, usa las expresiones macroajuste y ajuste dramático para invalidar inexistentes propuestas integrales (¡que no las hay!) y proponer solo acciones sobre el desequilibrio cambiario e “intervenir” el mercado paralelo del dólar.

Es otra propuesta fallida, por deficiente y parcial. Absolutamente inválida. Hemos dicho que el problema macroeconómico actual incluye unas cuatro (o más) dimensiones y más de diez variables y que solo su apropiada intervención permite avanzar en la corrección del problema y sus condicionantes.

A eso dedicamos este artículo. Lo dedicamos a nuestros críticos oficialistas, expertos en disparar al mensajero y negados a examinar el mensaje que transmite. Contiene lo que yo haría si fuere el responsable de la política económica. No lo que creo como partidario que soy de un cambio transicional urgente.

Para este momento ya acumulamos varios artículos con propuestas de ajustes y reformas, en el marco de un caso de política económica volcado a la precisa coyuntura observable; existente como resultado de una actuación irresponsable e improvisada, que ha llevado a una situación de colapso, distante de explicaciones normales como el ciclo, choques externos u otros.

La propuesta simplificada que hacemos tiene componentes fiscales, monetarios, cambiarios, de política del lado de la oferta e institucionales (y éticos). Como ya he escrito, la dramática situación económica (y social) es mucho más que inflación, recesión y desabastecimiento. No solo en términos del conjunto de variables-problema, sino también por la naturaleza de la problemática.

En nuestro diagnóstico, desde diciembre (“2014”. 20/12/13) sostenemos que el principal problema está en el gasto estatal, lo cual incluye el libérrimo uso de las divisas. Esa variable debe ser recortada, racionalizada y reorientada.

Igual debe ser optimizado el menú de financiamiento, hoy bajo lo que hemos llamado un esquema perverso. Destacan el impuesto inflación, para la represión financiera; la especulación cambiaria y el gasto fiscal con emisiones inorgánicas. Al tema nos hemos referido ampliamente antes.

También en lo fiscal, hemos estado de acuerdo antes, bajo condiciones, en una reforma tributaria selectiva ad hoc; por ejemplo, en el Impuesto sobre la Renta y otros directos. No así a los ligados al consumo, hoy en una alta proporción para la satisfacción de necesidades básicas. Es un campo para una revisión de expertos.

Lo monetario, financiero y cambiario incluye varias dimensiones. La urgente recomposición de las tareas de la autoridad monetaria venida a menos es necesaria. Varias de las medidas que hemos recomendado previamente (Ej: “Gasolina”. 8/8/14) pasan por ese cometido institucional. La plena recuperación de las capacidades de las tres políticas debe plantearse.

Nuestro planteamiento relativo a la reorientación del gasto estatal hacia fines de sustentabilidad del modelo oficialista apunta a la segunda gran opción para ello: la actividad productiva no petrolera. Eso pasa por una profunda corrección en las condiciones para la producción, las políticas sectoriales y la reconversión del aparato productivo, de su postración, obsolescencia, prácticas rentistas y otras limitaciones.

Finalmente, está la necesaria intervención de las limitaciones institucionales a una sana dirección económica. Destaca la revisión y moderación de la política de controles. Pero, tiene que ver con mucho más, incluso no convencional en este tipo de tareas.

Es un capítulo forzoso. Tiene que ver con el modelo político, con la “lógica” del régimen, basado en relajamiento ético, la eliminación de los necesarios contrapesos institucionales, la inflación organizativa, el irrespeto a exigente principio de respeto a la escasez de recursos (las restricciones presupuestarias) y otras fallas en la organización y acción estatal.

La propuesta se puede simplificar aún más para su instrumentación, con la identificación de sus grandes líneas estratégicas. Puede avanzarse bajo conceptos de gobernabilidad diferentes, pero requiere de la plena activación de sus múltiples agencias involucradas. Admite modos de presentación y gestión distintos. Y sería una gran muestra de capacidad para el manejo de la “papa caliente” que tiene entre manos.

El régimen no podrá decir, después de esto, que no hay solución manejable al aprieto en el cual se encuentra. No significa claudicar, sino una inteligente salida a la encrucijada actual. Dispone aún de escenarios en el largo plazo que le permitirían sustentabilidad, sin sacrificio del fin político.

No puedo “adobarlo” más. Pero, lo voy a divulgar como una iniciativa de pensar por el régimen. O, como si fuera el régimen. Vamos a esperar qué dicen mis apreciados críticos oficialistas. Espero que no digan que me cambié de bando. “¡Qué raya!, como dirían mis recordados alumnos.

* Santiago José Guevara García

[email protected] / @SJGuevaraG1

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