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AMÉRICA EN FOCO...

Oscuros nubarrones

Brasil en el centro de la tempestad, Dima atraviesa su peor momento, los casos de corrupción han dado un golpe letal a los cimientos del poder, la sangría continúa. Por si esto fuese poco, la economía se contraerá más de lo pronosticado encaminándose a la recesión más profunda. Brasil en el centro de la tempestad, Dima atraviesa su peor momento, los casos de corrupción han dado un golpe letal a los cimientos del poder, la sangría continúa. Por si esto fuese poco, la economía se contraerá más de lo pronosticado encaminándose a la recesión más profunda desde por lo menos desde 1901. Es necesario recordar que la última vez que Brasil mostró varios años seguidos de recesión fue en 1930 y 1931, aunque nunca fue tan profunda como la que se pronostica para 2015 y 2016. El proceso de juicio político sumado a los escándalos de corrupción que se multiplican geométricamente y obstaculizan la aprobación de las políticas económicas en el Congreso.

La mayor economía de América Latina se contraerá 2,99% de 2015, frente a un cálculo anterior de un 2,81% de contracción. En relación al PIB 2016, se estima que se contraerá un 2,99%, teniendo en cuenta que la economía brasileña registró en 2015 su mayor caída en los últimos 25 años (-3,71%), por lo que, si se cumplen las previsiones para 2016, el PIB arrastrará dos años consecutivos en números rojos. Los primeros análisis proyectados paral2017 pronostican un crecimiento del 0,86% frente al aumento de 1% previsto en la anterior edición del boletín Focus del Banco Central de Brasil. En cuanto a otro flagelo, las previsiones de inflación 2016 pasaron del 6,87% al 6,93%., cifra que supera el techo oficial marcado por el Gobierno, fijado en un 4,50% con un margen de tolerancia de dos puntos porcentuales (6,50%), pero es notablemente inferior al 10,67% registrado en 2015, el mayor nivel de inflación en los últimos 13 años.

Además de la recesión y la contracción del PIB, Brasil enfrenta aumento de los niveles de desempleo y un déficit récord en las cuentas públicas, lo que llevó a que la agencia Moody’s Investors Services le recortara la calificación soberana dejándola a un escalón de la categoría especulativa, bajándole la nota de BAA 3, el menor nivel dentro del grado de inversión, desde BAAA 2. Según indica Moody´s, la calificación probablemente no cambiará en los próximos 12 a 18 meses. Fitch, por su parte, redujo la calificación a BBB— desde BBB, manteniendo el panorama negativo para la nueva calificación, sugiriendo que podrá aplicar otra rebaja en un futuro próximo. Por último, Standard & Poors rebajó la nota crediticia a BB+ desde BBB– con panorama negativo, dejando al líder sudamericano sin su grado de inversión. S&P, fue la primera de las tres principales agencias de calificación en conceder a Brasil el Grado de Inversión en 2008, durante la administración Lula da Silva, convirtiéndose al momento en la primera en quitárselo. Existen coincidencias en que la situación económica se ha visto agravada por la crisis política que atraviesa el país y que ha dificultado la aprobación de algunas de las medidas que integran el plan de ajuste fiscal lanzado por el Gobierno para sanear las debilitadas cuentas públicas del país.

En número de desempleados alcanza al 8,9%, cerca de nueve millones de parados, cifra que supera en un 33% a igual periodo pasado año. La destrucción del empleo afecta sobre todo al rango de los jóvenes de entre 18 y 24 años situándose en el 19,7%, más del doble de la media, lo que determina que la recesión afecta sobre todo a los que buscan su primera salida laboral. Las autoridades económicas sobrellevan las dificultades a efectos de controlar la inflación más profunda de los últimos doce años sin comprimir los pies y las manos de una economía por demás débil.

Es así que a final de diciembre de 2014 y esperando mostrar un cambio a la izquierda en el rumbo económico asumieron en Hacienda Nelson Barbosa y Vladir Simao en Planificación, la presidenta afirma que las tareas de los nuevos ministros será ir más allá del recorte de gastos, sin alterar los objetivos del gobierno de retomar con urgencia el crecimiento. El ministro de Hacienda Nelson Barbosa quien asumió su cargo en diciembre, enfrenta nuevas presiones para moderar las propuestas de austeridad destinadas a apuntalar las cuentas públicas y evitar nuevas rebajas de la calificación crediticia. El flamante director del banco central Altamir Lopes se comprometió a que la institución adoptara las políticas necesarias para llevar la inflación a la meta de 4,5% en 2017. Sin embargo, a los pocos días, el titular del Partido de los Trabajadores (PT) Rui Falcao, expresó que Brasil debería abstenerse de reducir las inversiones y evaluar elevar la meta de inflación para evitar costos de endeudamiento más altos.

Una vez superados, no sin dificultades, los embates de la oposición a favor de un impeachment, movimiento al que no que dar por terminado, solo se espera hasta que el Congreso regrese de sus vacaciones a mediados de febrero, donde es de esperar que la oposición liderada por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), junto al principal enemigo político de la presidenta Eduardo Cunha del PMDB, y actual Presidente de la Cámara de Diputados, reaviven el tema, con las implicancias políticas que representa.. Además, por si fuese una partida sin costes, Dilma deberá poner toda la carne en el asador a los efectos de enfrentarse contra la otra gran amenaza que acecha a su debilitada gestión. Las Turbulencias Económicas, que, evidentemente, no le dan respiro.

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