Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

EL NUEVO MODO

Miedo

Mientras el régimen madurista sigue inerme ante su compleja situación económica, los mercados mundiales develan la realidad de su pésima gestión: la semana ha mostrado el creciente deterioro de los indicadores universales relativos a la confianza en la economía venezolana. El mundo castiga al régime Mientras el régimen madurista sigue inerme ante su compleja situación económica, los mercados mundiales develan la realidad de su pésima gestión: la semana ha mostrado el creciente deterioro de los indicadores universales relativos a la confianza en la economía venezolana. El mundo castiga al régimen.

En el momento de escribir este artículo se conoce que el EMBI+ de J. P. Morgan, indicador del nivel de riesgo país, y los CDS (Credit Default Swaps) a cinco años, seguros frente al riesgo de impago –ambos, los mayores del mundo- muestran alzas importantes durante días consecutivos.

Y no son los únicos indicios: los bonos venezolanos, tanto los soberanos, como los de la otrora apreciada PDVSA, también se deterioran y el dólar paralelo se ubica unas dieciséis veces por sobre la tasa de cambio oficial.

Para rematar, el entorno general es adverso. El mercado petrolero ha mostrado tendencia a la baja, hubo un crash importante en la semana y el mundo muestra una disminución del crecimiento económico y el temor a un problema deflacionario. Malas noticias para un país petrolero.

Hoy, a menos de una semana del primer vencimiento de bonos, se desconoce lo que hará el régimen, tanto sobre los pagos del mes (más de 5.300 millones de dólares), como sobre las decisiones a las cuales está obligado, bajo el supuesto de procurar la solución convencional en estos casos.

Los medios mundiales utilizan hoy la palabra miedo (“fears mount”) para referirse a las opiniones y la conducta de los inversores en bonos soberanos y de PDVSA. Algunos analistas (los menos) refieren el riesgo de default este año. Los más manejan la percepción de que Venezuela llegará inexorablemente a un default en los próximos años. Todo ello lo que traduce es el creciente costo de los seguros y el aumento de la probabilidad de incumplimiento.

Pero, esto último no significa que sea inevitable. Sostengo, contra la opinión de muchos colegas, que a pesar del diagnóstico, un plan es posible. Claro, bajo el supuesto de una actuación responsable.

Para ello, el gobierno tendrá que demostrar que procura una solución convencional. Una que honre el conocimiento económico al respecto. No solo a la probable situación de impago, sino también a la severa crisis económica.

Hemos expuesto en repetidas oportunidades que hay un conjunto de actuaciones que abonan al buen camino. La disponibilidad y el anuncio de un Programa de Reformas y Ajustes, el recurso a los agentes de cualquier naturaleza y tipo que realizan el manejo profesional de este tipo de situaciones, el mantenimiento del intercambio específico de pareceres con la banca de inversión, etc.

Pero, nada de eso es observable. La sequía de información solo agrava el problema y aumenta el miedo. Y los acontecimientos llevan a plantearse hipótesis sobre si lo que pasa es solo mala gestión o hay el propósito de quebrar económica y políticamente al país.

Hasta el momento de escribir estas líneas no se sabe qué hará el gobierno. Ni respecto a los pagos del mes, ni sobre las decisiones de gestión a las cuales está obligado, bajo el supuesto de que procura la solución.

Como dijimos en reciente análisis, “El país va a tener que exigir al gobierno un recorte severo de su dispendio, tanto en bolívares como en dólares. Procede un ajuste del gasto público presupuestario y extrapresupuestario y del presupuesto de divisas. El país tendrá que reclamar al régimen su generosidad con otros y su costosa politización del gasto. No son los únicos medios, pero los otros –los cuales ya hemos mencionado en los últimos meses- son de mayor tiempo de maduración”.

En todo caso, el Programa que tanto hemos recomendado tendrá que ocuparse del múltiple problema económico presente, incluido nuestro planteamiento de la procura de fuentes de sustentabilidad del modelo.

Venezuela es observada. El régimen no cuenta con los márgenes de libertad de acción que pueden motivar la conducta de sus radicales. Sus escenarios siguen abiertos. Y se está en una situación límite.

¿Qué sucederá? ¿Una mínima normalización económica, la cual propugnamos, un entorno de mantenimiento de los costos y riesgos actuales o eventos –nadie podrá estar seguro de nada- que representen un trastorno político mayor al ya suficientemente conflictivo?

Que los radicales no crean que un zarpazo totalitario no produce efectos en contrario. El miedo es muy mal consejero.

* Santiago José Guevara García

(Valencia, Venezuela)

[email protected] / @SJGuevaraG1

Más información

Scroll al inicio