Precedida de un taller y cuatro seminarios sobre el conocimiento, la innovación y las políticas públicas al respecto, se realizó en Estoril la XIX Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y Gobierno. Precedida de un taller y cuatro seminarios sobre el conocimiento, la innovación y las políticas públicas al respecto, se realizó en Estoril la XIX Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y Gobierno. Su objeto nos situaba en un tema de relevancia global y carga de futuro; por cierto, abundante de exigencias de libertad y entornos proclives a la creatividad. Pero la presidencia del país sede, “el gobierno de Zelaya”, el sindicato de mercenarios de la ALBA y el ambidextro Lula –con desplantes y todo- tenían que retrotraerla al mundo bananero del cual tanto nos cuesta salir. Bananero eres y bananero te mantendrás, pareciera ser la consigna de algunos próceres del izquierdismo latinoamericano y sus tutores ibéricos.
Nadie, en su sano juicio, otorga real importancia a la inútil reposición del peón chavista hondureño, pero igual se desvió la atención de un tema tan estratégico como el previamente decidido, para ocuparse de fruslerías sobre un hecho en proceso de resolución y en el ámbito de las instituciones con competencia para ello.
Los augurios sobre abstención –desmentidos por los hechos- y la ya también desmentida restitución post mortem del patético cow boy –en este caso por el Congreso y la Corte Suprema- restaron tiempo y atención a la cabal comprensión y manejo de los muy acuciantes temas de la sociedad, la economía, la cultura y la gestión del conocimiento.
Resulta que la Investigación + Desarrollo + Innovación (IDi) y la Gestión y Socialización del Conocimiento asociada son componentes medulares de la racionalidad de la dominante economía del conocimiento y factores determinantes, dentro del conjunto de los que llamamos “motores del conocimiento”, de la actual sociedad. Esa, en la cual deberíamos embarcarnos sin complejos, temores y dilaciones. El país de Lula lo hace, pero el mentor de Chávez distrae a los otros de su atención.
Ambos componentes mencionados son elementos intangibles, mercancías en sí mismos, definidores de un amplio campo de negocios y mayoritarios en el valor económico agregado de la producción mundial actual, incluso en el caso de la producción material.
Pero también, vistos en el plano del Sistema Social, condicionantes de resultados y procesos de avanzada en las esferas cultural, institucional, política y de la organización social. En esto último deben situarse los temores de los goriletes de la onda actual de izquierdismo ibérico y latinoamericano.
Y es que como factores, son a su vez explicados por dos esferas de elementos: condiciones relacionadas con los incentivos institucionales y económicos, por un lado, y procesos pertenecientes más específicamente al sistema de producción de conocimiento con valor económico: los mencionados “motores del conocimiento”; es decir, los factores específicamente explicativos de la actual relevancia del conocimiento en la economía y en la sociedad, tales como las tecnologías de información y comunicación (TIC’s) y la economía del conocimiento, en primer lugar; pero también, la gestión del capital humano y la cultura del conocimiento. Nada que ver con el retroceso “endógeno” conocido, ni con el contexto mayor requerido. Dos factores son relevantes en la literatura: la libertad de creación y expresión y el funcionamiento libre del mercado, con el reconocimiento de que el conjunto de asuntos relacionados es mayor.
Como expuesto, nada que ver con Socialismo del Siglo XXI, nuevo constitucionalismo, reelecciones perpetuas, negación de derechos, participacionismo, la manía de las constituyentes, populismo, militarismo y otras exquisiteces del know-how castro-chavista. De otros conocimientos deberíamos ocuparnos.