Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

EL NUEVO MODO

Economía XXVI

La China que incomoda al mundo y otros asuntillos. No entender a China no significa que sea difícil entenderla. Solo que a muchos resulta difícil entender lo que no quieren, aceptan o temen. Eso pasa con el gigante oriental y su situación actual. China incomoda. La China que incomoda al mundo y otros asuntillos. No entender a China no significa que sea difícil entenderla. Solo que a muchos resulta difícil entender lo que no quieren, aceptan o temen. Eso pasa con el gigante oriental y su situación actual. China incomoda.

Pero, ese país es un caso transicional exitosísimo. Claro que con problemas. Todos los tienen. Pese a ellos, sigue siendo el proceso económico posiblemente más interesante de seguir. Al menos, desde la perspectiva de Venezuela.

Opino que ya no aplica más el llamado Consenso de Beijing, al menos en su versión primigenia. Hay nuevos movimientos. Cada vez más, China se adentra en manejos que no se le asociaban en el pasado y procesos transicionales al mercado.

Y no es que haya una caída. Todos la sufren. Más allá de lo que se dice, en ese país lo que hay es un cambio. Y no es malo: es resultado de su progreso y unos pasos para mejorar. Sobre asuntos que muchos creen desatendidos.

Al modelo que presuntamente orientaba las acciones del gigante asiático se le criticaba su descuido o maltrato a lo ético, lo social, lo cívico, los derechos y lo político. Pues, veamos qué ha estado sucediendo.

En principio, pareciera que a partir de la actual administración se ha entronizado el celo contra la corrupción y a favor de cierta austeridad. Y lo ha hecho como señal de un nuevo proceder. Ése es un cambio. Reciente y a observar en su evolución.

En los planos más cercanos a nuestro interés directo, la China ya puede mostrar resultados en otros de los aspectos mencionados antes. Y no solo eso: uno de ellos se convierte en su objetivo principal.

China no solo se ha ocupado y ha resuelto parte de lo social, sino que ahora coloca el consumo interno y los servicios como el principal soporte de su modelo económico. Cuando llega a ello, ya ha sacado de la pobreza a una cifra muy alta de nacionales, que algunos estiman en más de seiscientos millones.

Lo que nadie ha dicho hasta ahora del notable cambio de modelo es que lo que se quiere ver como un paso adaptativo en la estrategia económica es también un muy importante fin social. Consumo interno y servicios es calidad de vida; o sea, bienestar social.

Nadie podrá decir, o seguir diciendo, entonces, que el modelo chino no atiende los fines sociales. Y eso, de retorno, en un país gigantesco, con una abrumadora demografía, significa también una importante fuente de crecimiento económico. China se plantea aumentar su empleo en un 10% anual en los próximos años.

China es un caso a seguir, no hay dudas. Recuérdese que seguimos a China, no por comunistas o pro capitalistas. Lo hacemos por transitólogos. Y lo decimos siempre: la transición de China al mercado nos interesa por exitosa. Partimos del principio de que los casos exitosos hay que seguirlos.

Precisamente después de haber iniciado este artículo, y para nuestra satisfacción, se sabe la noticia de un nuevo paso transicional: la decisión de reformar, reestructurar, privatizar y liberalizar sus empresas públicas, con apoyo en un diseño muy en la línea de lo que hemos expuesto en nuestros artículos recientes sobre esos temas.

Fíjense, entonces, los asuntillos que nos interesan: los resultados –y los medios- de un proceso de transición del estatismo al mercado en términos de la transformación productiva, la creación de riqueza nacional y el mejoramiento del bienestar interno, fin social primario.

Y eso, porque son muchas, mutatis mutandis, las semejanzas con la situación venezolana, caso patológico de estatismo y descuido en la creación de riqueza. Con un sistema –antes y ahora- de corporativismo rentista. Y, mucho más, después de la demencial manía confiscadora de Chávez, el creciente totalitarismo económico del régimen y el descarado saqueo de propios y socios “ideológicos” foráneos.

Interesa, por ejemplo, ver cómo un país comunista antepone la creación de riqueza a su reparto. Manejo elemental a cualquiera y enseñanza útil a tanto comunista chimbo venezolano (y a otros, que sin ser comunistas, actuaron y actúan igual).

Todas esas tareas, y otras, a realizar con mucha revisión, comparación, diferenciación, visión dinámica (temporal), etc. Para ello, precisamente, éste y otros artículos. No serán situaciones fáciles para un país que aún no entiende, no solo por su historia rentista y clientelar, la relación necesaria entre lo económico y lo social.

Y al cual, en lo propiamente económico, habrá que convencerlo, en contra de su historia, de lo conveniente del propósito de la satisfactoria inserción internacional de la economía productiva nacional; para lo cual, el conveniente reto exportador.

Éxito en el retador mundo actual, pleno de emergentes con empuje, es condiciones para el incremento de la riqueza y el bienestar social; pero, para ello, la apropiada economía productiva y las políticas y controles que garanticen su conversión en robustez social.

China nos permite seguir su caso. Habrá que hacerlo con los países pioneros en tránsitos a la democracia desde cualquier forma de totalitarismo, incluidas las conocidas referencias de la vieja URSS y Europa Oriental. Esas experiencias nos son útiles por la revisión de sus circunstancias, instrumentos, modos de gestión, resultados, evolución temporal, posibilidad de análisis comparados, etc. Todo, para el mejor futuro del país.

Mientras tanto, para nuestro pesar, observamos una gente, cual niños de Hamelin, que sigue mansa su camino al cadalso totalitario, embobado por la flauta electoralista. Sin embargo, confiados también en el saber popular, decimos “del agua mansa líbreme Dios, que de la brava me libro yo.

* Santiago José Guevara García

(Valencia, Venezuela)

[email protected] /@SJGuevaraG1

Más información

Scroll al inicio