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EL NUEVO MODO

Diálogo

Otro diálogo, debería decir. Muy distinto al que viene enseguida a la mente de los venezolanos de este tiempo. Para marcar la diferencia de una buena vez. Otro diálogo, debería decir. Muy distinto al que viene enseguida a la mente de los venezolanos de este tiempo. Para marcar la diferencia de una buena vez.

No es el oportunista, realizado entre oficialismo y Mesa de la Unidad Democrática, referido en nuestro artículo “Urgencia” de abril, evidente medio de los pilares del sistema imperante para desactivar el creciente y justificado reclamo social nacido en febrero.

Me refiero al que, con modestia, propugnamos en el momento actual, voceros de varios sectores de la vida nacional, de cara a la compleja y comprometida agenda política, que se manifiesta, hasta ahora –fue su actividad inicial- en la “Declaración de Bárbula”, referida en nuestro artículo de la semana pasada.

La idea de partida –pareciera que de fácil comprensión- es la relevancia que podría tener, en la polarizada Venezuela actual, la recuperación de un tejido social mínimo, que acoja posiciones y/o iniciativas diversas en la línea de la apropiada superación de los más ingentes problemas nacionales.

Como muestra, la “Declaración” reúne inicialmente a unos pocos representantes del sector empresarial regional carabobeño, los sindicatos nacionales de vocación unitaria, profesionales diversos y profesores de la Universidad de Carabobo, en una manifestación pública de valoración del logro de acuerdos y en la expresión de una opinión sobre cómo debería conducirse el ineludible proceso de ajustes macroeconómicos en curso en el país, de modo de preservar los intereses generales y evitar riesgos y costos a todos, incluido el régimen.

Tiene, antes que nada, el valor de recurrir al diálogo entre diversos y hacerlo para emular el capital social necesario al apropiado manejo de la vida nacional. Logró una trama de opiniones, en la que, junto con asuntos de interés estrictamente sectorial, se fija posición sobre un tema de orden macro. Sin dudas, la compleja situación de la economía nacional lo es –¡es un “macroproblema!”- y no ha sido asumida por nadie distinto al régimen.

Desde semanas, hemos venido sosteniendo que “la nación –sobre todos los más desposeídos- necesitaba, de sus sectores organizados, lo que me atrevo a calificar como una acción de salvamento frente a los diversos factores de daño y riesgo presentes en la situación actual, a intensificarse en la medida de mayores aprietos económicos”.

Lo que, como actividad pionera, sirvió para ocuparnos de lo macroeconómico puede servir para muchos más temas, de diversos ámbitos: globales, sectoriales, regionales o institucionales. Es una búsqueda en la cual andamos y que aconsejamos a otros.

En la semana lo conversamos con nuestro amigo, el experto en Derecho Constitucional y Presidente de la centenaria Cámara de Comercio de Valencia, Dr. Gustavo Sosa Izaguirre. Concertación entre sectores diversos para temas concretos de la agenda nacional es una línea de trabajo obligada a la dirigencia social venezolana.

Asimismo, sostuvimos una interesante reunión en la oficina del Decano Benito Hamidian, de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, de la también centenaria Universidad de Carabobo, de proyección de la iniciativa de diálogo a otros sectores y otros temas. Iniciativa bien captada por los de mayor nivel y experiencia, pero incomprendida y soslayada por los más jóvenes, impregnados de la dañina politización polarizada de los últimos quince años.

La “Declaración” tiene buena acogida de los que entienden el tipo de daño más terrible de los últimos años: la casi entera destrucción, o la fractura, del capital social nacional. En un país así toca a su liderazgo y sus instituciones de prosapia asumir el timón de la reconstrucción. Los fines deben estar claros: acuerdos, consensos, ojalá que durables. Los medios, también: diálogo, concertación, etc. Y como productos directos del proceso, posiciones responsables ante los críticos temas de la agenda nacional.

No se hace en un medio fácil, pero eso convierte en más interesante el reto. La situación nacional actual, claro que tiene sus defensores: los nacionales o extranjeros que se benefician del desorden y el caos. Pero, eso no es responsable. La Venezuela eterna obliga a sus hijos conscientes. Procede reconstituir el capital social nacional y ocuparlo de los grandes retos nacionales.

Un país pletórico de recursos y condiciones no puede aceptar la deriva actual. Diálogo, agenda y firmeza de criterios son necesarios. Que la “Declaración de Bárbula” sirva de inicio a las buenas prácticas de diálogo social nacional. No se parece al otro.

* Santiago José Guevara García

(Valencia, Venezuela)

[email protected] / @SJGuevaraG1

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