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El nuevo modo

Comprender las transiciones

Nos ha servido mucho intentar una taxonomía de las transiciones políticas a la democracia, en la cual se reconocen cuatro tipos, que actúan, en casos, como fases: transiciones cooptadas, pactadas, propiciadas o por vacío. Su estudio y modelización es de mucho interés. Nos ha servido mucho intentar una taxonomía de las transiciones políticas a la democracia, en la cual se reconocen cuatro tipos, que actúan, en casos, como fases: transiciones cooptadas, pactadas, propiciadas o por vacío. Su estudio y modelización es de mucho interés.

Precisamente, los recientes ejemplos del Norte de África nos han permitido probar su validez y la conveniencia de su conocimiento pleno, en términos de cómo se estructuran y funcionan, para comprender y anticipar esos tan problemáticos períodos políticos. El tema nos interesa a fines prácticos de gobernabilidad. Y hacemos su seguimiento.

En el caso tunecino, hubo un aparente vacío con la huída de Ben Alí. Pero, de ninguna forma se correspondió con un colapso del régimen. Los principales ministerios quedaron en manos de asociados, quienes probaron cooptar la transición democrática abierta. Pero, ya decíamos la semana pasada que la presión de los problemas sociales que causaron el proceso y la ausencia de medidas apropiadas aceleraron el pase a una fase de transición pactada. Ahora, están presentes algunos avances y una menor incertidumbre en Túnez, por la «limpieza» del gabinete y el inicio de medidas gubernamentales, que incluyeron salidas políticas de largo plazo.

El caso egipcio –escribo el miércoles 2, temprano- permite un análisis similar, aunque ha evolucionado de manera distinta. No ha habido vacío de poder. No hay aún una transición democrática. El Presidente se aferra, a pesar de la fuerza de la resistencia, la conducta de las fuerzas armadas y las solicitudes de muchos en el mundo, incluyendo sus aliados más importantes. De hecho aunque hay una potencial transición a la democracia, no hay un proceso claro. Se plantean diversos escenarios. Hay varias variables duras en juego: los riesgos de la presencia y eventual influencia futura de fuerzas fundamentalistas, el valor geopolítico regional del país y las implicaciones globales de tal geopolítica. El peso de todas las variables mencionadas y las acciones o estrategias desplegadas definirán uno u otro rumbo de los posibles. La salida, a plazo incierto, apunta a una una transición democrática pactada, para lo cual, las variables geopolíticas y globales, la actuación militar interna y la relación oposición/fuerzas armadas serán el eje. El régimen, por su lado, debe estar acariciando una cooptación. O recurrir a Lampedusa.

Una enseñanza de la comparación de ambos procesos con la modelización incipiente que los comprende y permite anticiparlos es que las fuerzas que juegan a favor de la democracia –las cuales, de toda evidencia, no son las únicas- pudieron y pueden hacerlo de otra manera. Los escenarios de actuación –hipótesis sobre el decurso del proceso- deben ser identificados, estructurados y avanzados. La definición política, institucional y de gobernabilidad de la transición debe ser muy fina; incluso, con componentes prospectivos. No es fácil. La cultura política establecida no tiene la costumbre. De todos modos, a ese conocimiento apuntamos.

La otra enseñanza de todo lo que sucede en el Magreb y el mundo árabe es que, tal como lo plantea el estudio de sistemas complejos, un pequeño evento puede desencadenar efectos globales inesperados (o que parecían serlo): el fulano “Efecto Mariposa”. Pero aún más, ya esos efectos conforman un revoloteo sobre todos los totalitarismos del mundo. Túnez, Egipto y otros procesos actúan hoy, salvando lo salvable, como la caída del Muro de Berlín en los ochenta.

Transiciones más, transiciones menos; evoluciones diversas; incluso, transiciones aparentes, permiten un necesario aprendizaje de procesos que se repiten con gran frecuencia. El mundo aún vive tiempos de involución. El oscurantismo gana la batalla a la Ilustración. Pero, llega a algunos -y llegará a otros- la hora del cambio. Eso está planteado en Venezuela. Para ello, procede comprender las transiciones.

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