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EL NUEVO MODO

Balance IV

Finalizamos nuestro balance de la situación actual de la Economía Transicional. Como dicho, revisitamos el campo y procuramos un inventario de su “estado del arte”. ¡Continuemos! Finalizamos nuestro balance de la situación actual de la Economía Transicional. Como dicho, revisitamos el campo y procuramos un inventario de su “estado del arte”. ¡Continuemos!

Cuarto. Un tema menos tratado, pero muy importante es el de la relación entre economía y política. En varios asuntos.

En principio, es una relación de doble sentido. Las condiciones iniciales y el programa de reformas y su ritmo influyen la política; e, incluso, los resultados electorales y viceversa. Los mejores resultados transicionales van a depender de la existencia de capacidad política para implantarlos, que debe procurarse.

Las limitaciones impuestas por la política llegan a extremos como la influencia nefasta del poder de arbitraje de los dirigentes sobrevivientes del antiguo régimen (Ej: Rusia), en mafias, rentismo, grupalismo, etc. En sentido contrario, un buen desempeño económico sostenido juega a favor de las buenas prácticas políticas y la consolidación democrática. Lo replantearemos más adelante.

La conclusión es que la concreción institucional y jurídica transicional por razones políticas –el tipo de transición, por ejemplo- influye en el avance o perturbación de las reformas y el crecimiento.

Quinto. Asociado a lo anterior está el tema de la democratización. Se acepta que la democracia trae la buena gobernabilidad y el progreso en el capital social e instituciones sólidas para el crecimiento a largo plazo.

Pero, no todo es positivo. Puede crear retrasos en la liberalización y afectar el desempeño económico y reformas sociales (Caso chile); o hay riesgos de búsquedas de rentas, en vez de cambios virtuosos de largo plazo (Caso Rusia), si las élites previas dirigen la transición.

Sexto. La relevancia del capital social. El capital social, por sí mismo, actúa como un atenuador de las perturbaciones de la política y de los riesgos de errores o disfuncionalidades en la transición. Es un activo –una fortaleza- para las fallas de la política o como su complemento y apoyo.

Séptimo. Las ventajas y riesgos del shock y/o la gradualidad. Algunos analistas minimizan la importancia del tipo de programa y valoran el logro de la estabilidad macroeconómica. Otros plantean que las reformas rápidas y más profundas son necesarias para sostener el crecimiento. Unos dicen que los shocks solo imponen una restricción temporal al crecimiento. Otros “concluyen que a más rápido de la velocidad de las reformas, más rápida será la recuperación y mayor será el crecimiento”. Finalmente, otros, posteriores, defienden que la velocidad de las privatizaciones está negativamente asociada al crecimiento.

Octavo. La literatura posterior al auge nos muestra la emergencia de un conjunto de temas especiales. Podemos mencionar, por la frecuencia de su mención la captura y gestión de capital de riesgo, las asociaciones para la inversión de largo plazo (joint ventures), las estrategias de negocios, el knowledge sharing, etc.

Noveno. Las transiciones cuentan con una institucionalidad de apoyo. Es una suma de acciones de órganos de actuación internacional.

Los temas económicos han sido beneficiarios del estudio y acción de una institucionalidad (FMI, OCDE, Banco Mundial, etc.), cuyas experiencias y aprendizajes deberían convertirse en conocimiento de base para toda nueva intervención.

Vale especialmente la pena la referencia a la acción específica del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), conocido como el banco de la transición, con un marcado activismo.

Vale porque no se trata solo del conocimiento: es la disponibilidad de una trama institucional –debería incorporar a los transitólogos y sus universidades u otras instituciones- que se ocupa de la organización y la actualización de ese conocimiento. Cabe, como iniciativa, una clusterización de esa trama.

Décimo. Lo económico en el proceso de la transición a la consolidación democrática. No es un tema frecuente. Pero, existe desde las aproximaciones politológicas pre transicionales. No hay dudas de la correlación entre fortaleza económica y democracia y de la compulsión a la segunda por la primera. Sin embargo, al respecto, vale el estudio y la prospectiva del caso chino.

Es tema que ubicamos en otros contextos de nuestros trabajos. Queda pendiente un mayor tratamiento.

Concluida nuestra tarea respecto al “estado del arte” en el campo, nos aproximamos al conocimiento de “dónde estamos parados”. Hay un valor agregado evidente de valor general; pero, más en el caso venezolano, carente de tratadistas conocedores de los temas involucrados. Toca, después de esto, asumir los retos que hemos mencionado antes.

* Santiago José Guevara García

(Valencia, Venezuela)

[email protected] / @SJGuevaraG1

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