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Se extiende la crisis del Banco Espirito Santo y PDVSA guarda silencio

El Espirito Santo International emitió por años papeles de deuda que vendía a los clientes del BES y con ese dinero el holding se involucró en grandes inversiones. La mayoría de los clientes que compró los papeles son extranjeros. Entre otros, la boliburguesía petrolera. La intervención del Banco Espirito Santo en Panamá y Angola, además de la declaración de bancarrota en Luxemburgo del Espirito Santo International, holding del grupo portugués del cual cuelgan participaciones en cadenas de hoteles, hospitales, obras de infraestructura y por supuesto la participación en el banco portugueses, ya son el inicio de un gran escándalo.

Ricardo Espirito Santo Salgado era el dueño de todo, el dueño de Portugal y más allá. Un hábil empresario con conexiones políticas que lo llevaron a hacer grandes negocios en Brasil, Venezuela y Angola, explica la web Konzapata.com. Hoy retirado en algún lugar de Portugal, es acusado de uso de información privilegiada y acceso previo a valoraciones de privatizaciones en Brasil.

Lo que era un mecanismo perverso de financiamiento que se escuchaba en todos los pasillos de Nueva York, Londres y Zurich, hoy es una realidad. El Espirito Santo International emitió por muchos años papeles de deuda (bonos, acciones preferentes) que vendía a los clientes del Banco y con ese dinero el holding se involucró en inversiones hoteleras, de infraestructura y financió su expansión internacional.

A primera vista, es el clásico mal manejo bancario; sin embargo, lo que lo hace distinto es que la mayoría de los clientes que compraron estos papeles no son portugueses, son extranjeros. Se especula que la mayoría son brasileños, angolanos y venezolanos. Los venezolanos de la boliburguesía petrolera.

El Wall Street Journal publicó el pasado viernes que se estima que clientes del Banco tienen posiciones en el holding por unos 853 millones de euros, clientes institucionales tienen 2.000 millones de euros y el banco como ente posee unos 1.200 millones de euros. El nombre de los clientes institucionales no se ha publicado, pero recuerdo que El País de España publicó que PDVSA podría tener 1.200 millones de euros en papeles del holding.

El perverso mecanismo lo comenté la semana pasada en esta misma columna recogiendo impresiones de amigos banqueros. Una semana después se puede afirmar lo dicho por ellos: el banco hacía muy fácil las aperturas de cuentas en especial en jurisdicciones como Panamá y Dubai con el requerimiento de que parte de las inversiones del cliente estuviera destinada a comprar papeles del Espirito Santo Internacional, el holding que hoy está en bancarrota en los tribunales de Luxemburgo.

Por su parte, el gobierno panameño aclaró que la intervención del banco en ese país fue para proteger a los clientes, y que el mismo no afecta en nada al negocio bancario del istmo. Pero ahora la información de esas cuentas ya está en manos de las autoridades locales.

El Wall Street Journal también comentó que desde el 2012 se viene sospechando de los problemas del Espirito Santo, sin embargo las conexiones políticas del grupo en Portugal y Brasil evadían cualquier investigación del gobierno portugués. Estas conexiones quizás también incluyen a Venezuela. Mis fuentes me comentan de la estrecha relación que tomaron ambos gobiernos, de lo cual provino que a los lusos se les entregaran obras de infraestructura y manejo de fondos, entre otros negocios.

Las intervenciones en Panamá, la bancarrota en Luxemburgo y la manera de cómo está fluyendo la información, llevan a concluir que es cuestión de tiempo que se termine de abrir la caja de Pandora.

Por cierto es curioso que PDVSA no haya emitido ningún comunicado calmando a los mercados sobre la relación de la empresa con el Espirito Santo Bank. Quizás ello signifique que, por ahora, “quieren pasar agachados”.

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