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Sacyr ‘naufraga’ en el Canal de Panamá: podría tener que apuntarse pérdidas

La participación de la española Sacyr Vallehermoso en el consorcio que lleva a cabo la ampliación del Canal de Panamá no deja de hacer aguas. Según algunos cálculos, los constantes retrasos en el plan de trabajo y en los pagos del gobierno panameño podrían incluso llegar a ocasionar pérdidas a la española y sus compañeras de proyecto. La participación de la española Sacyr Vallehermoso en el consorcio que lleva a cabo la ampliación del Canal de Panamá no deja de hacer aguas. Según algunos cálculos, los constantes retrasos en el plan de trabajo y en los pagos del gobierno panameño podrían incluso llegar a ocasionar pérdidas a la española y sus compañeras de proyecto.

Así de tajante se muestra al respecto un informe de los analistas de Ahorro Corporación Financiera, el bróker de las cajas de ahorros, cuya existencia ha sido probada y del que se hacen eco algunos medios. En concreto, los expertos ponen su atención hacia una partida de 464 millones de euros que Sacyr y sus socios reclaman al país latinoamericano como compensación por los retrasos acumulados en el plan de trabajo original. Una circunstancia, que se defiende desde el consorcio liderado por la española, ha incrementado los costes del macroproyecto.

En el estudio de la situación actual de la obras del Canal de Panamá que realizan desde la casa de inversión se apunta con lenguaje naviero que “en caso de que esta reclamación no llegue a buen puerto, estos mayores costes podrían dejar al proyecto sin márgenes o incluso en pérdidas”. Y es que, según los cálculos de Sacyr y sus compañeras de obra, el importe total del proyecto ascendería ahora a 4.700 millones de euros, casi 500 millones por encima de lo inicialmente presupuestado, de los que unos 2.500 correspondían en los cálculos iniciales a la presidida por Manuel Manrique.

Fuentes del consorcio han explicado recientemente a medios panameños como el diario La Prensa que los retrasos acumulados en las obras del Canal se acercan ya a un año completo de trabajo. Esta tardanza se atribuye desde el grupo liderado por Sacyr a las fuertes lluvias en el país centroamericano, las repetitivas huelgas de trabajadores -que ya han supuesto en el pasado duros golpes para la cotización bursátil de la española-, el retraso en la adjudicación de algunas licencias y el suministro por parte de la Autoridad del Canal de materiales de construcción de calidades inferiores a las estipuladas en el contrato y, por tanto, inservibles.

Ahora, la Autoridad del Canal, un organismo dependiente del Ejecutivo panameño, es quien tiene la última palabra sobre los pagos del proyecto y en consecuencia sobre el balance final de la operación en las cuentas de Sacyr y sus compañeras. En caso de que esta entidad no aceptase la señalada reclamación, ésta se derivaría a la Junta Independiente de Resolución de Conflictos. Y, llegado el caso, podría terminar incluso en un tribunal de arbitraje internacional, ya que las compañías adjudicatarias de la obra son extranjeras en su mayoría.

La voz cantante de este macroproyecto que tan celebrado y aplaudido fue por los analistas en el tiempo de su consecución la lleva la española Sacyr, pero la acompañan la italiana Impregilo, la belga Jan de Nul y la panameña Cusa. Juntas conforman el Grupo Unidos por el Canal de Panamá, adjudicatario de las obras de ampliación de algunas exclusas para permitir el paso de barcos de mayor tonelaje por la vía interoceánica.

Mientras se resuelven sus reclamaciones en la otra orilla del Atlántico, Sacyr se enfrenta a otros importantes proyectos para su futuro en España, su mercado doméstico. La apuesta por desvincular su negocio patrimonial de la matriz del grupo y sus esfuerzos por aligerar su pesada participación en la petrolera Repsol, son claves para el desempeño futuro de la compañía en cuentas y en Bolsa, tal como unos expertos que ven muy complicado que este clima de tensión descrito en Panamá las titánicas obras finalicen dentro del plazo prometido en un principio, octubre de 2014.

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