La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, llega a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York con muchos planes, entre ellos defender su actuación en el escándalo de Petrobras y no hablar de la crisis económica a la que se enfrenta su país. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, llega a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York con muchos planes, entre ellos defender su actuación en el escándalo de Petrobras y no hablar de la crisis económica a la que se enfrenta su país.
Al menos estos son los vaticinios del periódico estadounidense The New York Times y el jefe de la oficina de Río de Janeiro, Simón Romero. En una pequeña entrevista, Romero ha considerado que aunque es complicado saber cuál será el discurso de la mandataria, puede vaticinarse algunos de los temas que incluirá en él.
Si el año pasado la líder del Partido de los Trabajadores (PT) se enfrentaba a una reelección presidencial y ponía el énfasis en los logros conseguidos en su anterior legislatura, ahora se encuentra la peor crisis que ha vivido Brasil en años. La corrupción de Petrobras, la desconfianza en las instituciones y el trance económico que atraviesa el país la obliga a cambiar su discurso y defenderse de las críticas que solicitan su renuncia.
A pesar de ello, Rousseff intentará poner al mal tiempo buena cara y apostará, espera Romero, por destacar la colaboración del Gobierno brasileño en las investigaciones judiciales a los implicados en el desvío de fondos en la petrolera estatal Petrobras. Además, probablemente apueste también por seguir mejorando la imagen de las instituciones de cara a la opinión pública internacional.
Sin embargo, el jefe de la delegación brasileña de The New York Times considera que la mandataria no hará demasiadas alusiones a los problemas económicos a los que se enfrenta el país ni a las medidas que ha tomado el ministro de Economía, Joaquim Levy. Sobre todo, cree el periodista, la mandataria pasará por alto las razones que han llevado al país al lugar donde se encuentra.
Mientras tanto, los brasileños siguen pidiendo tanto en las calles como a través de las redes sociales que Dilma Rousseff deje la Presidencia, no solo por la crisis y los recortes a los que se enfrentan los brasileños, sino también por como ha manejado el escándalo de Petrobras.
