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Rousseff decidida a frenar la entrada de productos chinos a Brasil

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ha endurecido su discurso respecto a las relaciones comerciales con China. El gigante asiático lleva tiempo invadiendo la economía brasileña con productos baratos que han provocado miedo en los productores locales, que han presionado a la presidenta para que tomara medidas. Ahora, Dilma ha anunciado que aplicará aranceles a la importación de determinados productos de acero chino para proteger a la industria brasileña de la competencia china. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ha endurecido su discurso respecto a las relaciones comerciales con China. El gigante asiático lleva tiempo invadiendo la economía brasileña con productos baratos que han provocado miedo en los productores locales, que han presionado a la presidenta para que tomara medidas. Ahora, Dilma ha anunciado que aplicará aranceles a la importación de determinados productos de acero chino para proteger a la industria brasileña de la competencia china.

Tal y como han informado las autoridades del país, durante los próximos cinco años se gravará con un arancel antidumping de 743 dólares por tonelada de tubos de acero que provengan de la potencia china. «Nunca permitiremos que los bienes extranjeros usen una competencia injusta contra nuestros productos», ha declarado significativamente Dilma, en una intervención pública televisada.

«En la actual crisis internacional nuestra principal arma es ampliar y defender nuestro mercado interno, que ya es uno de los más vigorosos del mundo, por eso quiero dejar claro que mi gobierno no va a permitir ataques a nuestras industrias y a nuestros empleos», ha indicado una decidida presidenta, que considera que esos productos chinos compiten en desiguales condiciones con los brasileños, ya que su precio de mercado es inferior al coste doméstico o al coste de producción.

No en vano, China se ha convertido en el mayor socio comercial de Brasil desde 2009, mientras que es también el principal receptor de exportaciones brasileñas y la segunda mayor fuente de importaciones para Brasil. Según estadísticas de las aduanas de China, Brasil fue el noveno socio comercial del gigante asiático en 2010, cuando los volúmenes de intercambio bilaterales ascendieron a 62.550 millones de dólares, con un aumento del 47,5% con respecto al año anterior.

Los volúmenes comerciales con Brasil abarcan el 34,18% del valor comercial de China con todos los países sudamericanos, lo que revela el volumen de intereses que el Imperio de Centro tiene dispersos en todo el subcontinente. La ambición china por proveerse de materias primas (minerales, petróleo…) que alimenten su creciente economía, es el principal motor de esa presencia cada vez mayor.

Ese aumento del protagonismo chino ha alarmado a parte de los sindicatos y del empresariado brasileño, que además temen que la crisis internacional termine pasando factura a los intereses de los obreros locales y frene el crecimiento del gigante sudamericano. De ahí su insistencia en solicitar a Dilma una posición más dura ante la importación de productos de la potencia asiática. Una presión ante la que la mandataria ha reaccionado tomando la iniciativa.

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