A días del inicio del mundial del Brasil, la presidenta Dilma Rousseff ha acabado por ceder a las reivindicaciones de los manifestantes. Así lo hizo ayer, cuando aceptó algunas de las peticiones del grupo más activo, el Movimiento de Trabajadores Sin techo (MTST). A días del inicio del mundial del Brasil, la presidenta Dilma Rousseff ha acabado por ceder a las reivindicaciones de los manifestantes. Así lo hizo ayer, cuando aceptó algunas de las peticiones del grupo más activo, el Movimiento de Trabajadores Sin techo (MTST).
Tras reunirse con ellos, según la prensa, el Gobierno federal y del Ayuntamiento de Sao Paulo se han comprometido a edificar viviendas en un terreno cercano al estadio Arena Corinthians de la ciudad brasileña, que fue ocupado de manera ilegal por cientos de personas sin hogar.
Otro compromiso al que ha llegado el Ejecutivo ha sido ampliar el programa ‘Minha Casa Minha Vida’, una iniciativa para incentivar la construcción de residencias para personas de escasos recursos, y a intensificar la mediación en las zonas de conflicto urbano. Una vez conseguido esto, el movimiento opta por protestas menos intensas.
La huelga de metro, otro importante problema al que se enfrenta el país, también ha sido paralizada hasta el miércoles, cuando realizarán una nueva asamblea para decidir hacia que rumbo llevarán sus protestas.