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Raúl Castro vuelve a dar la espalda a las provincias cubanas

El nuevo Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Raúl Castro, ha vuelto a enviar a los representantes provinciales a sus delegaciones sin respuestas. La publicación, el pasado lunes, del documento en el que se exponen las resoluciones adoptadas en el VI Congreso del partido, da pocas esperanzas de financiación a los Consejos de la Administración Municipal. Como todo el pliego, apenas menciona la posibilidad de un tributo, marcado desde la administración central, que saldría de las ganancias de las empresas. El nuevo Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Raúl Castro, ha vuelto a enviar a los representantes provinciales a sus delegaciones sin respuestas. La publicación, el pasado lunes, del documento en el que se exponen las resoluciones adoptadas en el VI Congreso del partido, da pocas esperanzas de financiación a los Consejos de la Administración Municipal. Como todo el pliego, apenas menciona la posibilidad de un tributo, marcado desde la administración central, que saldría de las ganancias de las empresas.

Cuando se inició el Congreso, muchos delegados regionales acudieron al mismo con la necesidad de respuestas para sus conciudadanos. Al fin y al cabo, son ellos los que, cuando un agricultor no puede realizar la siembra por falta de aperos de labranza o semillas o cuando se generan problemas con el transporte de viajeros, deben dar la cara frente al agricultor o el usuarios de autobús.

Lo cierto es que el argumento que el Comité Central, con Raúl Castro a la cabeza, les han facilitado, no tiene visos de satisfacer a nadie. Como en todo el documento, en el que predominan las inconcreciones, la resolución número veinte, que ha sido modificada desde que fue ideada para su debate popular, apenas dice que “las empresas y las cooperativas pagarán a los Consejos de la Administración Municipal donde operan sus establecimientos, un tributo territorial, definido centralmente, teniendo en cuenta las particularidades de cada municipio, para contribuir a su desarrollo.”

Traducido al idioma del gobierno cubano, esto apenas significa nada. La población de la Isla está acostumbrada a este tipo de respuestas a sus solicitudes. Para los altos funcionarios comunistas, más inaccesibles para la población, son suficientes. Sin embargo, para aquellos que, como los delegados provinciales, deben enfrentar las quejas cara a cara, no resultan demasiado útiles.

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