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Raúl Castro continúa con el desmantelamiento de las tradiciones de la Revolución

Por segundo año consecutivo, el aniversario del Asalto al Cuartel de la Moncada, uno de los hechos de mayor celebración para el fidelismo cubano y la Revolución, es menospreciado por Raúl Castro, que ha encargado a su vicepresidente, José Ramón Machado Ventura, que diera el discurso conmemorativo en Ciego de Ávila, en el llamado Día de la Rebeldía Nacional. El hecho tiene su importancia ya que tradicionalmente el 26 de julio ha sido una de las fechas fetiche de Fidel Castro, que siempre lo usaba para dar inflamados discursos sobre la lucha comunista. Su hermano, sin embargo, ya no lo considera importante. Por segundo año consecutivo, el aniversario del Asalto al Cuartel de la Moncada, uno de los hechos de mayor celebración para el fidelismo cubano y la revolución, es menospreciado por Raúl Castro, que ha encargado a su vicepresidente, José Ramón Machado Ventura, que diera el discurso conmemorativo en Ciego de Ávila, en el llamado Día de la Rebeldía Nacional. El hecho tiene su importancia ya que tradicionalmente el 26 de julio ha sido una de las fechas fetiche de Fidel Castro, que siempre lo usaba para dar inflamados discursos sobre la lucha comunista. Su hermano, sin embargo, ya no lo considera importante.

Ante miles de personas reunidas en la Plaza Central de Ciego de Ávila, la descafeinada conmemoración comenzó con la lectura de un bolivariano manifiesto firmado por Hugo Chávez, el presidente de Venezuela, que ha querido de esa forma ensalzar lo que ha llamado «una de las gestas más paradigmáticas de América». Raúl Castro apenas ha querido dar protagonismo político al evento y se ha limitado a entregar unos diplomas a los representantes de las provincias por haber alcanzado las metas marcadas por la planificación estatal en materia económica.

El poco entusiasmo de Raúl se enmarca en el proceso más general que ha iniciado desde que asumió las riendas del Gobierno cubano y que consiste en desmontar progresivamente los símbolos del fidelismo y de la revolución, uno de cuyos ejemplos es el haber cercenado de la vida política de la Isla a la generación que fue “educada” por su hermano Fidel para continuar con su legado. El fin último, según se desprende de lo visto en el último Congreso del Partido Comunista de Cuba, es poner en marcha medidas liberalizadoras de la economía y política de manera controlada.

En un ejercicio de oratoria a años luz de las inflamadas proclamas que otrora lanzara Fidel en esta fecha y bajo el lema «26 de julio: Victoria de las Ideas», Machado Ventura ha denunciado que Cuba «se enfrenta al bloqueo más prolongado de la Historia, lo que obliga a sacar el máximo a los recursos con que cuenta». Ante la plana mayor del Estado, ha señalado además que “transmitimos la felicitación de Raúl, de Fidel y de todo nuestro pueblo a los obreros campesinos y a las combatientes amas de casa”. Ante la mirada circunspecta de los miles de congregados, Ventura Machado ha realizado referencias al nuevo rumbo adoptado en la Isla y se ha convertido, por segundo año consecutivo, en el símbolo del desmantelamiento del fidelismo.

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