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Puerto Rico, ¿la nueva Grecia?

Bandera de Puerto Rico

Puerto Rico se enfrenta a una grave crisis financiera. Así lo ha anunciado el gobernador puertorriqueño, Alejandro García Padilla, que ha señalado que la deuda de 73.000 millones de dólares es impagable, lo que coloca a la isla caribeña al borde de la suspensión de pagos. Puerto Rico se enfrenta a una grave crisis financiera. Así lo ha anunciado el gobernador puertorriqueño, Alejandro García Padilla, que ha señalado que la deuda de 73.000 millones de dólares es impagable, lo que coloca a la isla caribeña al borde de la suspensión de pagos.

Al parecer las malas noticias no solo vienen de Grecia, pues tras ocho años de crecimiento económico negativo la isla está asfixiada de liquidez y se enfrenta a una deuda descomunal. Tras conocerse las terribles noticias primero en una entrevista en el New York Times, los bonos de obligaciones generales de Puerto Rico han caído un 10% en la Bolsa de Wall Street.

Por sino fuera suficiente con el desánimo generalizado y el retroceso en el parqué, la Casa Blanca ha dejado claro que no piensa ayudar a los puertorriqueños. Josh Ernest, el portavoz estadounidense, de esta manera se ha expresado al respecto.

La situación de Puerto Rico es un poco especial, porque como estado libres asociado norteamericano no puede declararse en bancarrota, lo que hará que el impago tarde años en solucionarse. Según lo describe RFI el asunto no pinta demasiado bien y para explicarlo mejor ha recurrido al profesor de Economía de la Universidad de Puerto Rico José Alameda Lozada.

Alameda ha considerado que la situación empezó a ponerse aún peor cuando el Gobierno aceptó más deuda para pagar la deuda previa. A lo que puede aspirar el Ejecutivo, considera será “posponer por un número de años los pagos de la deuda, de forma tal que ese dinero se invierta aquí en Puerto Rico para crear empleo”.

De este modo ha contestado al informe realizado por algunos antiguos trabajadores del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), como Anne Krueger. Apuestan por reformas estructurales como la disminución de los costes en sectores clave así como una reestructuración de la deuda por medio de un intercambio voluntario de bonos existentes por otros con condiciones más favorables.

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