Atendiendo a los mismos cáculos, América Latina es ya la fuente de casi el 20% de la producción mundial de créditos de carbono, siendo Perú, Brasil y Colombia los principales proveedores. De cara a 2050, se espera que el mercado de compensación de carbono crezca en 250.000 millones de dólares (233.660 millones de euros), frente a los 2.000 millones de dólares (casi 1.900 millones de euros) que representa en 2020.
«Claramente hay enormes oportunidades para América Latina en este mercado y algunos países de la región han empezado a darse cuenta de ese potencial», recoge el último informe de Canning House.
RETOS PENDIENTES
Con todo, los emisores de bonos deben hacer más para disipar las preocupaciones sobre el impacto de estos bonos en la sostenibilidad mediante el desarrollo de políticas más ambiciosas y mejorando la credibilidad del seguimiento y la presentación de informes.
Por ejemplo, la presentación de informes de impacto más estrictos y mejores prácticas de divulgación podrían ayudar a aumentar la confianza. Dar solución a otros desafíos como la escasa disponibilidad de datos y la débil gobernanza corporativa en algunos países también podría beneficiar a este mercado.
Los avances en la estandarización y la regulación en otras regiones como Europa resultará del mismo modo provechoso a mejorar la situación en América Latina debido a una mayor conciencia de los riesgos reputacionales.
El objetivo es facilitar el flujo de capital hacia proyectos sostenibles y ayudar a los inversores a tomar decisiones más informadas. «Aunque aún queda mucho trabajo por hacer, las perspectivas son en general positivas», sostiene el foro.
Entre los sectores punteros, destacan los bonos verdes ligados al ecosistema marino, al ser América Latina una región con más de 70.000 kilómetros de costa y con importantes recursos naturales, que tienen «mucho que ofrecer».