En sus textos promocionales, los componentes de Picadillo sitúan el origen del grupo en una noche de juerga de esas que sólo pueden tener lugar en Madrid. Aparentemente, en esta ciudad se habría producido el feliz encuentro entre los tres músicos cubanos residentes el exterior. En sus textos promocionales, los componentes de Picadillo suelen situar el origen del grupo en una noche de juerga de esas que sólo pueden tener lugar en Madrid. Aparentemente, en esta ciudad se habría producido el feliz encuentro entre los tres músicos cubanos residentes el exterior que fundaron la banda.
La combinación de sus orígenes comunes, situados en el corazón sonoro de la isla más musical del Caribe, con los estilos dominantes en EEUU, el antiguo territorio enemigo, desde el blues al country, dio como resultado una suerte de género emergente, con gran proyección de futuro, que ha encontrado hasta ahora su público más fiel en Canadá.
La fórmula ganadora de Picadillo se beneficia también de unos poderosos arreglos de viento, en los que se evocan los soplidos habituales de los antiguos combos de son y del siempre difícil equilibrio en los arreglos entre las tradiciones rurales y campestres de toda la vida y la sofisticación y modernidad que suelen aportar los entornos urbanos.
Pero todas esas consideraciones rítmicas y estéticas de poco valdrían, en mi opinión, sin la buena factura de las canciones que nutren su repertorio. Unos temas de corte clásico en las que es factible detectar el rastro de compositores notables de las dos orillas como Jackson Browne o Pablo Milanés.
Naturalmente bilingües y aptos para casi todos los públicos, Sol Ruiz (voz y ukelele), Rey Rodríguez (voz y guitarra) y Héctor Agüero (teclista y productor) parecen haber madurado gracias a las giras y haber adquirido cierta potencia adicional gracias al contacto con el público, lo que les permitiría ahora explorar una onda más ‘rockera’.
Una buena prueba de esta evolución es ‘El Manicomio’, uno de sus temas más recientes, que definen como ‘Spaghetti Cumbia’, que acaban de presentar como adelanto de su próximo disco. Una canción intensa en la que destaca el sonido levemente distorsionado de la guitarra de Rodríguez. Un buen aperitivo para despertar el apetito a la afición española de cara a los conciertos que darán por aquí el próximo otoño.
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