La petrolera estatal brasileña, Petrobras, está presionando al gobierno de Dilma Rousseff, con el fin de que dejen de subvencionar a los combustibles en el país más grande de toda América Latina, amenazando con no invertir en el país. La petrolera estatal brasileña, Petrobras, está presionando al gobierno de Dilma Rousseff, con el fin de que dejen de subvencionar a los combustibles en el país más grande de toda América Latina, amenazando con no invertir en el país.
La presidenta de Petrobras, María das Graças Foster, una mujer que fue propuesta en el cargo por la propia Rousseff, ha condicionado un ambiciosos plan de negocios de su empresa al fin del subsidio indirecto que tiene la gasolina en este mercado.
La ejecutiva petrolera cree que su plan de inversiones de 236.500 millones de dólares (189.022 millones de euros) entre 2012 y 2016, estará condicionado a la paridad de los precios internos con los externos, que es como se ayuda en la actualidad al precio de los hidrocarburos.
Según María das Graças Foster, el subsidio indirecto le causa grandes pérdidas a su empresa ya que importa crudo a precios internacionales, mientras vende derivados a los precios fijados por el Gobierno.
Petrobras ha aumentado sus pérdidas en los últimos meses debido al fuerte aumento del consumo interno. Por ese motivo, tuvo que ampliar de medio millón de barriles diarios de 2011 a los 800.000 que se registraron el pasado mayo.
