El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula de Silva, ha aprovechado un acto de aniversario del Partido de los Trabajadores (PT) para anunciar que estaría supuesto a presentarse a las elecciones presidenciales de 2018 “si fuera necesario”. El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula de Silva, ha aprovechado un acto de aniversario del Partido de los Trabajadores (PT) para anunciar que estaría supuesto a presentarse a las elecciones presidenciales de 2018 “si fuera necesario”.
Lula no pasa por su mejor momento. Su nombre no hace más que sonar en el escándalo de corrupción de la empresa estatal Petróleos Brasileños (Petrobras) y ha perdido mucha de la popularidad que en su momento lo hizo convertirse en presidente. En cualquier caso, a sus 72 años no descarta volver a la Presidencia brasileña, según recoge la prensa latinoamericana.
Los últimos sondeos, como el de MDA, aseguran que el 70% de los brasileños consideran que el antiguo mandatario es culpable de los cargos que se le imputan (ser propietario de un departamento y una finca de 173.000 m3 en Sao Paulo que fueron financiadas por constructoras que forman parte de la trama de Petrobras).
Además, los brasileños tampoco muestran muchas simpatías por su sucesora, la presidente Dilma Rousseff, que se hace solo con el 11% de los apoyos.
Cada vez es más complicada la situación tanto de Rousseff como de Lula. La primera es incapaz de llevar a cabo las medidas que exige la economía brasileña por los escasos apoyos que cuenta en el Congreso. No solo por que ha sido salpicada una y otra vez por la petrolera, sino por la falta de credibilidad que la acompaña.
Las dudas sobre la financiación de su última campaña y sobre las cuentas de su gestión estos últimos cuatro años han pasado factura a la presidenta y a su entorno, que recibe una y otra vez críticas y desilusión por parte de sus compatriotas.
