La presidenta argentina, Cristina Fernández, ha alcanzado esta semana un escalón más en su enfrentamiento con la Corte Suprema de Justicia de su país. Tras algunos meses de acusaciones cruzadas, en las que Fernández había criticado duramente al poder judicial, esta semana el juez Carlos Fayt –decano de los siete jueces de la Corte- ha declarado a la prensa que considera “tonterías” las acusaciones de la presidenta y ha reclamado al Gobierno “poner una cuota de inteligencia para dominar el conflicto”. La presidenta argentina, Cristina Fernández, ha alcanzado esta semana un escalón más en su enfrentamiento con la Corte Suprema de Justicia de su país. Tras algunos meses de acusaciones cruzadas, en las que Fernández había criticado duramente al poder judicial, esta semana el juez Carlos Fayt –decano de los siete jueces de la Corte- ha declarado a la prensa que considera “tonterías” las acusaciones de la presidenta y ha reclamado al Gobierno “poner una cuota de inteligencia para dominar el conflicto”.
Fayt se estaba refiriendo, probablemente, a las acusaciones de Fernández por los fallos que anularon decretos presidenciales. La presidenta llegó incluso a denunciar lo que ella denominó “partido judicial” que desgasta su gestión y favorece a la oposición. Incluso señaló que existen “jueces de alquiler” al servicio de los opositores y magistrados que venden sus fallos al mejor postor.
Tras las declaraciones de Fayt, la Corte emitió un comunicado de respuesta a las duras críticas que viene recibiendo y solicitó “mesura y equilibrio” en las declaraciones de “quienes tienen responsabilidades de Gobierno”, en una elíptica pero obvia referencia a la jefa del Estado.
También advirtió de que “el límite” de las críticas a la Justicia “es la razonabilidad y el respeto a la independencia judicial”. Fernández se encuentra en un momento delicado, e incluso algunos rumores hablan de un adelanto de las elecciones.
