Blues, psicodelia, y lo mejor de la florida tradición del rock nacional. Esos son algunos de los ingredientes básicos de la fórmula establecida por la banda argentina Los Espíritus para configurar su interesante oferta sonora. Blues, psicodelia, y lo mejor de la florida tradición del rock nacional. Esos son algunos de los ingredientes básicos de la fórmula establecida por la banda argentina Los Espíritus para configurar su interesante oferta sonora.
Su nuevo disco, el segundo, titulado ‘Gratitud’, tiene un poco de todo eso y algunas cosas más y supone, según los críticos especializados, la consolidación de una propuesta y un proyecto que surgió casi como un simple divertimento ocasional.
El impulsor de la banda es, o eso cuentan las crónicas, Maxi Prietto, una suerte de cantautor ‘indie’, que aquí se ocupa de la guitarra. Un tipo inquieto y siempre en movimiento, con influencias musicales de amplio espectro y una buena carga de entusiasmo disponible.
Y un artista, además, aparentemente poco preocupado por las innovaciones y concentrado siempre en la elaboración de una música tan pasional como entretenida, que aporte luminosidad a las esquinas oscuras y pantanosas del viejo rumor de los pantanos y el delta.
Pero el grupo se completa con otros cinco elementos también indispensables. Junto a Prietto militan Santiago Moraes a la voz y la guitarra acústica, Miguel Mactas, también en las guitarras, Martín Ferbat al bajo, Pipe Correa a la batería y Fer Barrey, a la percusión.
La contundencia de su directo, de aire setentero y vibraciones ácidas, por lo que cuentan algunos testigos presenciales completa un cuadro estimulante y prometedor que llena de buenos augurios el futuro de la banda. Solo queda esperar que se confirmen.
