Los cubanos vuelven a apostar por salir de la Isla a cualquier precio. Después de tres años registrando cada vez un menor número de fugas, las autoridades cubanas han observado -y no está claro si con preocupación o con alivio- que este año el número de cubanos que deciden abandonar por mar la mayor de las Antillas ha crecido.
Y en más de un 100% en relación a las cifras de 2010 (unos 1.700 en lo que va de año en comparación a 831 personas el año pasado). El destino de la gran mayoría es EEUU, claro.
¿A qué se debe esta tendencia invertida ahora? Algunos expertos apuntan a una mayor presión económica dentro de la Isla. Tras varios años sufriendo la crisis financiera internacional, muchos cubanos han decidido evadirse. También hay otros analistas que apuntan a teorías antropológicas -«el cubano siempre tiende a escapar»- más que a cualquier otra cosa.
Pero no deja de ser interesante, sea cual sea el motivo que impulse estas fugas, la aportación de algunos diplomáticos que residen en La Habana, y que prefieren mantener el anonimato por razones obvias: más que lamentarlo, el régimen de Raúl Castro agradece con cautela que la gente se marche porque así se resta la presión social en un país inmerso en plenos cambios estructurales.
