Los escándalos recientes de corrupción en el gobierno de Dilma Rousseff le están pasando factura política a la presidenta. La oposición ha encontrado un arma rentable para desgastar su imagen y está dispuesta a emplearla. En este caso, el ex director de la de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), Oscar Juca Neto, ha acusado, tras ser despedido de su cargo, al Ministerio de Agricultura de tolerar irregularidades en su gestión. Algo que la oposición a Dilma no ha dejado pasar y que utiliza para presionar al Gobierno y pedir una investigación. Los escándalos recientes de corrupción en el gobierno de Dilma Rousseff le están pasando factura política a la presidenta. La oposición ha encontrado un arma rentable para desgastar su imagen y está dispuesta a emplearla. En este caso, el ex director de la de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), Oscar Juca Neto, ha acusado, tras ser despedido de su cargo, al Ministerio de Agricultura de tolerar irregularidades en su gestión. Algo que la oposición a Dilma no ha dejado pasar y que utiliza para presionar al Gobierno y pedir una investigación.
Concretamente, la petición de que el Tribunal de Cuentas (TCU) tome cartas en el asunto ha sido la más repetida. Juca Neto, despedido de su cargo por permitir pagos con fondos que el Ministerio no poseía a supuestas empresas fachada, ha declarado a la revista “Veja” que el organismo público pone en marcha prácticas corruptas y de haber vendido irregularmente un terreno a una compañía privada. El Ministro de Agricultura, Wagner Rossi, ha rechazado tajantemente las acusaciones y las ha atribuido al despecho de Juca Neto por haber sido despedido.
El diputado opositor Duarte Nogueira ha aprovechado incluso para lanzar duras acusaciones contra Luiz Ignacio Lula da Silva, el antecesor de Dilma Rousseff al frente del Gobierno y mentor político de la actual presidenta, de mostrarse indulgente ante sus colaboradores cercanos. Los recientes escándalos en que se han visto envueltos Antonio Palocci (Casa Civil) y Alfredo Nascimiento (Transportes), dos figuras políticas heredadas por Dilma del anterior Gobierno de Lula, han puesto en un aprieto a la mandataria.
El Secretario General de la Presidencia, el ministro Gilberto Carvalho, ha querido tranquilizar a los aliados políticos de Dilma, aunque ha mantenido en el aire la posibilidad de que se inicien investigación en el Ministerio de Agricultura en torno a las acusaciones de Juca Neto. La proximidad de dos eventos como son el Mundial de Fútbol de 2014 y las Olimpiadas de Río de 2016 han puesto sobre la mesa que la corrupción es un problema de primer nivel en la sociedad brasileña. Algo que puede pasarle factura a la presidenta.