La inflación de noviembre, según las consultoras privadas, ha sido del 1,86%, lo que supone una acumulado anual del 40,53%. Estas cifras, de las que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no ha querido ni oír hablar, han sido secundadas por la oposición en el Congreso argentino. La inflación de noviembre, según las consultoras privadas, ha sido del 1,86%, lo que supone una acumulado anual del 40,53%. Estas cifras, de las que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no ha querido ni oír hablar, han sido secundadas por la oposición en el Congreso argentino.
La inflación de noviembre, según las consultoras privadas, ha sido del 1,86%, lo que supone una acumulado anual del 40,53%. Estas cifras, de las que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no ha querido ni oír hablar, han sido secundadas por la oposición en el Congreso.
Esta cifra contrasta, como no podía ser de otro modo, con el cálculo del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (Indec) que cifra el alza de los precios (con el dato de octubre, el último disponible) en un avance del 21,3% interanual.
Los legisladores, en su presentación de las cifras económicas del país han coincidido en rechazar el “intento de censura del oficialismo” y han pedido una reforma del Indec si se sigue oponiendo a los datos de las consultoras. Han salido a dar estas declaraciones después de que el ministro de Economía, Axel Kicillof, tildase el IPC del Congreso de “mamarracho”.
A tenor de ello, la diputada por el macrismo Patricia Bullrich, ha señalado que “el índice nació porque el Indec, un organismo profesional, fue destruido por el Gobierno y el actual ministro de Economía intentó una negociación a medias por lo que ahora es un índice que miente”.
Han estado de acuerdo con ella los diputados radicales Patricia Giménez, Patricia De Ferrari y Miguel Angel Giubergia, los macristas Pablo Tonelli y Federico Sturzenegger y el massista Alberto Asseff, entre otros.
