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La OCDE da la razón a los estudiantes chilenos en sus reclamaciones

Las reclamaciones de los estudiantes chilenos, que llevan más de tres meses de protestas continuas contra el Gobierno del conservador Sebastián Piñera, han recibido un apoyo inesperado después de que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) hiciera público que Chile es uno de los países que más depende de la inversión privada para financiar la educación superior y que «tiene los niveles más bajos de inclusión social en escuelas” de todos los miembros de la institución. Las reclamaciones de los estudiantes chilenos, que llevan más de tres meses de protestas continuas contra el Gobierno del conservador Sebastián Piñera, han recibido un apoyo inesperado después de que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) hiciera público que Chile es uno de los países que más depende de la inversión privada para financiar la educación superior y que «tiene los niveles más bajos de inclusión social en escuelas” de todos los miembros de la institución.

«Chile es uno de los países de la OCDE que depende principalmente de fuentes privadas para financiar la educación no superior. Después de considerar las diferencias en el PIB per cápita, por cada 100 dólares gastados en instituciones de educación no superior, en Chile, 22 dólares provienen de fuentes privadas mientras que los 78 dólares restantes provienen de fondos públicos en forma de gasto directo o subsidios y transferencias. (…) En promedio en los países de la OCDE, la inversión privada en educación no superior representa 8 dólares de cada 100 gastados y es insignificante o nulo en Estonia, Finlandia, Portugal y Suecia», reza el texto hecho público por la institución.

Es decir, que en Chile la educación superior está fuertemente bajo la égida del sistema privado, mientras que los estudiantes reclaman una mayor estatalización y bajada de tarifas para asegurar el acceso en igualdad de condiciones. Otro problema que resalta el estudio: «en Chile, menos del 50% de la varianza en el estatus socioeconómico radica en las escuelas, lo que significa que es poco probable que los estudiantes de diferentes entornos socioeconómicos asistan a la misma escuela, lo que limita los beneficios a corto y largo plazo de la diversidad social”.

El sistema educativo chileno ha sido heredado por la democracia de la dictadura de Augusto Pinochet y mantiene unas elevadas tasas que impiden a los estudiantes con menos recursos acceder a la educación superior. Si lo hacen, deben soportar varios años de alto endeudamiento para poder pagar sus estudios. Además, los estudiantes reclaman que el Estado se ocupe del sector, y no los municipios, y que la educación, una de las más caras del mundo también según la OCDE, sea gratuita y accesible universalmente para todos los ciudadanos.

La frase del estudio que mejor resume el espíritu de sus conclusiones afirma que «el sistema educacional en Chile es único entre los países de la OCDE en descansar fuertemente en fuentes privadas y en tener uno de los sistemas privados más grandes». Algo contra lo que los estudiantes siguen movilizándose, mientras no se alcance un acuerdo con el Gobierno del conservador Piñera, muy debilitado en las encuestas por el enquistamiento del conflicto.

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