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La falta de crédito asfixia a los “cuentapropistas” cubanos

La situación de la economía cubana no mejorará por el mero hecho de prometer reformas económicas y realizar pequeños gestos aperturistas. El bajo nivel adquisitivo de los cubanos dificulta la supervivencia de las muchas pequeñas empresas que han nacido a raíz de esos gestos. A su vez, la imposibilidad de acceder al crédito está provocando que muchos nuevos cuentapropistas, ante la competencia creciente, tengan que cerrar sus negocios. La situación de la economía cubana no mejorará por el mero hecho de prometer reformas económicas y realizar pequeños gestos aperturistas. El bajo nivel adquisitivo de los cubanos dificulta la supervivencia de las muchas pequeñas empresas que han nacido a raíz de esos gestos. A su vez, la imposibilidad de acceder al crédito está provocando que muchos nuevos cuentapropistas, ante la competencia creciente, tengan que cerrar sus negocios.

La escasa diversidad de los servicios y productos que ofrecen los nuevos empresarios, que han centrado sus esfuerzos económicos en el sector del turismo (con alquiler de viviendas, los llamados “paladares” o restaurantes y cafeterías) o en el de la alimentación principalmente, hacen que la mayoría venda el mismo producto que sus competidores, haciendo que la demanda no dé para cubrir a los ofertantes.

A su vez, cuando estos negocios están dirigidos a los clientes cubanos, se enfrentan a los pocos o nulos ingresos de los que estos disponen, algo que no ayuda a diversificar la oferta, que debe proveer a los ciudadanos de los pocos productos que pueden abonar.

Pero estos no son sus únicos problemas. Pese al anuncio del Gobierno de Raúl Castro de la puesta en marcha de créditos para cuentapropistas, estos vienen limitados por criterios que muchos no pueden cumplir, por lo que se les priva de dinero para comenzar o desarrollar sus negocios. Y es el propio estado, que antes de que el sector privado se desenvuelva adecuadamente, ya a impuesto nuevas reglas fiscales que los empresarios consideran asfixiantes y engorrosas, quien da la puntilla al sector privado.

Los primeros pasos de un negocio suelen ser, por regla general, los más delicados para el mismo. Incluso en países desarrollados como Estados Unidos, donde las empresas incipientes pueden obtener préstamos, comprar insumos al mayoreo, alquilar espacio comercial y realizar investigaciones de mercado, la mayoría de los negocios fracasa. En el contexto cubano, está provocando constantes idas y venidas de nuevos empresarios que acuden al registro para crear su negocio y, poco después, lo retiran del mismo por inviable.

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