La empresa petrolera estatal de Brasil, Petrobras, se encuentra en uno de sus momentos más críticos al tener que enfrentarse con una deuda que ya ha alcanzado los 130.000 millones de dólares y que supone la más abultada desde hace 62 años. La empresa petrolera estatal de Brasil, Petrobras, se encuentra en uno de sus momentos más críticos al tener que enfrentarse con una deuda que ya ha alcanzado los 130.000 millones de dólares y que supone la más abultada desde hace 62 años.
Esta cifra es la que la compañía petrolera ha puesto en manos de las firmas auditoras, lo que se suma a la crisis internacional del petróleo a la que se enfrenta el sector y a su caída en la Bolsa de Valores de Brasil.
Escándalos por corrupción y la imputación de miembros del partido de la presidenta Dilma Rousseff, el Partido de los Trabajadores (PT) hace que tanto analistas como medios especializados se pregunten si se producirá la quiebra en la empresa. De materializarse, sería la mayor bancarrota industrial de la historia.
Para evitarlo, y teniendo en cuenta que debe presentar sus cuentas antes del 30 de abril, Petrobras está tomando medidas, como por ejemplo la venta de activos por 15.000 millones de dólares entre este año y el que viene además de reducir sus planes de inversión en 16.000 millones.
No es de extrañar que, tal y como están las cosas, la opinión pública brasileña tenga toda su atención puesta en el Gobierno y en todo lo que hace. El Ejecutivo se ha posicionado contra la corrupción debido al descontento de la calle que viene de la corrupción en la empresa estatal y sus consiguientes repercusiones en la economía del país latinoamericano.
