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La deuda cubana, en supensión de pagos, vuelve a atraer a los inversores estadounidenses

La deuda soberana de Cuba, vencida y en suspensión de pagos, ha atraído el interés de algunos inversores de EEUU, quienes consideran que, de cambiar las condiciones políticas y económicas en la isla, ésta experimentará un ‘boom’ comercial que podría, entre otras cosas, permitirle regresar a los mercados de crédito. Pero, antes de hacerlo tendría que ofrecer un canje a los actuales tenedores de sus bonos. La deuda soberana de Cuba, vencida y en suspensión de pagos, ha atraído el interés de algunos inversores de EEUU, quienes consideran que, de cambiar las condiciones políticas y económicas en la isla, ésta experimentará un ‘boom’ comercial que podría, entre otras cosas, permitirle regresar a los mercados de crédito. Pero, antes de hacerlo tendría que ofrecer un canje a los actuales tenedores de sus bonos.

Además, hay empresarios estadounidenses que han apostado por activos relacionados con empresas que, en teoría, podrían concretar lucrativos negocios en el país si éste regresa a la economía de mercado.

Originalmente, los principales tenedores de títulos de deuda de la nación caribeña eran algunos empresarios cubanos que partieron al exilio después de que Fidel Castro llegó al poder en 1959. Éstos poseían fundamentalmente bonos emitidos durante gobiernos anteriores a la revolución. Hoy en día, no obstante, existen inversores que tienen su poder papeles de deuda colocados en años posteriores y que incluyen emisiones ya vencidas.

Respecto a estas colocaciones impagadas, Thomas Herzfeld, presidente de Thomas Herzfeld & Co., una gestora de capital radicada en Miami, ha asegurado a Americaeconomica.com que “es imposible decir si alguna vez las pagarán completamente o en parte”. Su firma posee entre sus títulos una emisión de deuda soberana cubana vencida, emitida en 1977 con un 4,5% de rentabilidad para aquel entonces. Sin embargo, el directivo agregó que “puesto que se trata de la deuda soberana de un país, creemos que tiene una mejor “puesto que se trata de la deuda soberana de un país, creemos que tiene una mejor oportunidad de ser recuperada que la deuda de agencia”.

El financiero tiene en su firma una división llamada The Herzfeld Caribbean Basin Fund (que cotiza en la Bolsa Nasdaq y cuyo ticker es CUBA), el cual posee en su cartera algunos títulos de empresas que, según él, podrían revalorizarse si cambia el escenario político y económico cubano. Herzfeld asegura que, desde que este fondo se creó en 1994, sus socios originales han visto duplicado el dinero que invirtieron en sus títulos.

Algunos empresarios de EEUU consideran que, de reanudarse algún día el comercio con Cuba, la isla experimentará un boom comercial que redundará en oportunidades de inversión para empresas estadounidenses. Por consiguiente, han apostado por en sectores que, en teoría, crecerían significativamente si termina el embargo comercial.

Estas empresas están en sectores como el naviero, donde se encuentra Seabord Corporation, que cubre varias rutas en el caribe y que también transporta alimentos, así como la línea de cruceros Royal Caribbean, cuyos negocios, según algunos empresarios, podrían duplicarse de llegar a incluir dentro de sus destinos a Cuba.

También se ha apostado por empresas de infraestructura, tales como Mastec, (gestionada por cubano-estadounidenses de la familia Mas Santos) operadores de maquinaria pesada (entre los que figura TailerBridge, que trabaja en la República Dominicana, Florida y Puerto Rico), y otras compañías como Watsco, líder en el suministro de aire acondicionado en EEUU.

Además, hay muchos financieros que recopilan activos financieros de compañías que mantienen reclamaciones de indemnización contra el Estado cubano. Una de éstas es la eléctrica Cuba Electric Company, cuyas instalaciones fueron nacionalizadas por el régimen de Castro. También figura entre estos grupos la minera Freeport McMoran Copper & Gold, al que en 1960 le fue expropiado un yacimiento de níquel y cobalto en la bahía de Moa, que hoy en día es explotado por la canadiense Sherrit. La construcción de esta mina costó a EEUU 119 millones de dólares (unos 96 millones de euros) en 1955

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