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La corrupción divide el Gobierno de Dilma Rousseff

Frederico Silva da Costa, viceministro de Turismo, y otras 37 personas, entre ellos varios funcionarios del Estado, han sido detenidas hoy acusadas de desvío de fondos del ministerio. Se trata de un nuevo caso que se enmarca en una rutina casi semanal de escándalos dentro del gobierno brasileño. Entre los aliados de la presidenta Dilma Rousseff crece la especulación de que ella tiene alguna responsabilidad en la ola de denuncias por la corrupción. Frederico Silva da Costa, viceministro de Turismo, y otras 37 personas, entre ellos varios funcionarios del Estado, han sido detenidas hoy acusadas de desvío de fondos del ministerio. Se trata de un nuevo caso que se enmarca en una rutina casi semanal de escándalos dentro del gobierno brasileño. Entre los aliados de la presidenta Dilma Rousseff crece la especulación de que ella tiene alguna responsabilidad en la ola de denuncias por la corrupción.

Los detenidos habrían creado un mecanismo para desviar fondos en operaciones internas del ministerio, especialmente en cursos de formación para profesionales de turismo. Pero este no es más que otro escándalo dentro del primer y ajetreado año de Gobierno de Dilma Rousseff, que ha llamado de urgencia al ministro de Turismo para que dé explicaciones y podría, si se repiten los modos producidos hasta ahora, dimitir en los próximos días.

La corrupción en el Gobierno ha puesto en aprietos a la mandataria y ha obligado a renunciar a dos ministros importantes titulares de su consejo: el de la Casa Civil, Antonio Palocci, y el de Transportes, Alfredo Nascimiento. Otros que estarían involucrados en más escándalos serían los de Agricultura, mientras que la pasada semana dimitió el ministro de defensa, que fue sustituido por Amorim, uno de los políticos estrella del Gobierno.

En este contexto, los partidos minoritarios aliados de Rousseff han comenzado a especular con la posibilidad de que la propia presidenta esté detrás de lo que está sucediendo. Algunos legisladores oficialistas, como Denise Madueño, Eduardo Bresciani o Eugênia Lopes, meditan estos días con crear una comisión para investigar a la mandataria. «Los partidos aliados están listos para ‘vengarse’ de la presidente Dilma Rousseff y solo aguardan el momento oportuno para crear una Comissão Parlamentar de Inquérito (CPI, comisión parlamentaria de investigación) destinada a investigar la corrupción en el gobierno federal», han declarado.

Lo cierto es que la corrupción y su denuncia es uno de los grandes problemas de la clase política brasileña. Los partidos aliados que apoyaron a Luiz Inacio da Silva, ex presidente de Brasil, habría acumulado un cierto poder, a cambio de apoyo electoral, dentro de la Administración Pública, del que se habrían valido para delinquir por medio del tráfico de influencias. El ex mandatario habría mirado hacia otra parte, algo que no está haciendo, según denuncian dichos aliados, la presidenta brasileña.

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