Otto Pérez Molina, sigue aferrándose a su cargo a pesar de ser investigado por corrupción. Los que no parecen tenerlas todas consigo son sus ministros, que han ido yéndose de su lado desde que empezara la crisis, el último, el titular de la cartera de Finanzas, Dovar Carías. Otto Pérez Molina, sigue aferrándose a su cargo a pesar de ser investigado por corrupción. Los que no parecen tenerlas todas consigo son sus ministros, que han ido yéndose de su lado desde que empezara la crisis, el último, el titular de la cartera de Finanzas, Dovar Carías.
El presidente Otto Pérez Molina sigue aferrándose a su cargo a pesar de ser investigado por corrupción. Los que no parecen tenerlas todas consigo son sus ministros, que han ido yéndose de su lado desde que empezara la crisis, el último, el titular de la cartera de Finanzas, Dovar Carías.
La Línea, investigación que pone a la cabeza del organigrama de la trama de corrupción de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) a Pérez Molina ha sido un duro golpe para los que aún le eran fieles, como el propio Carías.
El fin de semana también han presentado sus dimisiones los ministros de Economía, Sergio de La Torre, Educación, Cynthia Del Águila y Sanidad (Luis Monterroso). Todos ellos aseguraban sentirse decepcionados con las acusaciones que pesan sobre Pérez Molina.
También han renunciado Sebastián Marcucci, ministro de agricultura, el comisionado para la Competitividad, Juan Carlos Paiz, y la comisionada para la Reforma Policial, Adela Camacho de Torrebiarte. A todos ellos se les conocen vínculos empresariales contra los que cargó el propio Pérez Molina en su última comparecencia pública.
Antes que ellos, en junio, ya habían salido del Gobierno el ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, el hombre de confianza del presidente al que se le vinculaba con escándalos relacionados con contrataciones ilícitas. En aquella época, Pérez Molina destituyó a los titulares de Energía (Edwin Rodas), Medio Ambiente (Michel Martínez) y Ulises Anzueto, director de la Secretaría de Inteligencia del Estado por otros casos.
Aunque no son los únicos que se irán, pues también han dejado claro su interés en hacerlo el ministro de Comunicaciones, Víctor Corado, y la secretaria de Planificación de la Presidencia, Ekaterina Parrilla.
La primera en abandonar el barco fue la vicepresidenta Roxana Baldetti en abril, a la que se vinculaba con esta trama, hay que recordar que en Guatemala hay otro gran escándalo de corrupción que apunta a un contrato millonario en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), y que ayudó a escapar a su secretario personal, Juan Calos Monzón Rojas, que actualmente está desparecido y cuyo nombre se situó por entonces a la cabeza del organigrama de la organización.
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