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La buena marcha de la economía chilena no ayuda a Piñera a recuperar popularidad

Chile vive una curiosa paradoja. Si generalmente la economía suele estar entre las principales preocupaciones de los ciudadanos a la hora de valorar a sus líderes, el presidente, Sebastián Piñera, ha sufrido una vertiginosa caída en sus niveles de popularidad, a pesar de que Chile se ha convertido en uno de los países con mayor y más sólido crecimiento de la región (6,3% previsto para 2011). Con sus índices de aceptación en torno al 35%, la peor evaluación de un presidente desde que en 1990 la nación latinoamericana retornara a la democracia, Piñera ha declarado que ello no le afecta y que el país “está bien”. Chile vive una curiosa paradoja. Si generalmente la economía suele estar entre las principales preocupaciones de los ciudadanos a la hora de valorar a sus líderes, el presidente, Sebastián Piñera, ha sufrido una vertiginosa caída en sus niveles de popularidad, a pesar de que Chile se ha convertido en uno de los países con mayor y más sólido crecimiento de la región (6,3% previsto para 2011). Con sus índices de aceptación en torno al 35%, la peor evaluación de un presidente desde que en 1990 la nación latinoamericana retornara a la democracia, Piñera ha declarado que ello no le afecta y que el país “está bien”.

Por si fuera poco, según los datos hechos públicos ayer por el Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC), el rechazo a su gestión ha aumentado hasta llegar a un sonoro 53%. Pese a ello, Piñera relativiza los datos y se mantiene optimista con respecto al futuro de Chile: «por supuesto que me gustaría tener un 65 por ciento (de aprobación), pero yo hace tiempo tomé una decisión: o vivía para las encuestas o vivía para hacer lo que yo creo que tenemos que hacer», ha declarado en una entrevista con Chilevisión.

La presión ciudadana contra el proyecto energético insignia de su gobierno, HidroAysén (que prevé la construcción de cinco presas en La Patagonia), las protestas estudiantiles que reclaman una mejora de la educación y que no se privaticen los centros educativos y los recientes conflictos laborales con los mineros de Codelco han desgastado hasta tal punto la imagen del gobierno que Piñera afronta ahora los peores momentos de su mandato, iniciado en 2010.

El rechazo de los chilenos a Piñera coincide con una situación económica envidiable. Con una expansión internanual en 2011 de un 8,5%, una cifra de crecimiento asombrosa, el país parece navegar en buena dirección, al menos en un nivel puramente económico. Porque, como demuestran las encuestas, a los ciudadanos del país sudamericanos la buena salud de Chile en ese sentido no les parece suficiente para darle un aprobado a su presidente.

«La ciudadanía está más exigente, está más empoderada, a veces está muy impaciente. Piden que todos los problemas que se arrastran por años y años se resuelvan aquí y ahora», se ha sincerado Piñera, quien ha apuntado además que “le pido a la gente que sea un poco más reflexiva en el sentido de darse cuenta que no podemos resolver todos los problemas en un instante».

Los malos datos de popularidad de Piñera y un posible endurecimiento de los conflictos sociales que arrastra el país podrían allanar el camino de retorno a La Moneda a su antecesora Michelle Bachelet, que se mantiene alejada del panorama chileno pero que según los sondeos sigue teniendo una masiva aceptación entre los chilenos y que por tanto podría volver a su país a liderar el proyecto opositor que concurra a las elecciones de 2014.

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